Las actividades que durante todo el año realizan las personas de la tercera edad en el centro de día y residencia Cervantes de Cáceres son fruto del trabajo de Carmen Bohoyo, animadora sociocultural. Una de las que no ha faltado en la programación de los últimos años es la de encuentros intergeneracionales, con institutos o colegios de la zona como el colegio Cervantes, el IES Al-qázeres o el IES Profesor Hernández Pacheco. En estos talleres intercambian conocimientos. «Aprenden los unos de los otros». Aunque son muchas más las que forman el calendario de la residencia durante el año. En verano, la programación se recicla y septiembre viene con nuevas propuestas. Eso sí, «siempre a demanda de lo que ellos quieran», resalta Bollo. Y es que por mucho que innoven y realicen nuevas actividades, los que viven allí o los que acuden a diario son a los que les toca decidir. «Ellos son los protagonistas», aclara.

Ajedrez saludable, taller de memoria, lectura de poesías, ejercicio al aire libre, representaciones teatrales, gimnasia, zumba adaptado, cine español o las típicas como el dominó, juegos de cartas, bingo o bailes de domingo, a los que acuden un gran número de socios, que suman en total 6.000, son algunas de las que realizan a lo largo de diez meses, lo que dura un curso escolar. En algunas de ellas, tienen convenios con otros organismos de carácter público. Por ejemplo, las terapias con animales para personas asistidas o musicoterapia. En ambas colaboran con la Asociación de Zooterapias y Terapias para la Integración de Discapacitados de Extremadura (Aztide). «La parte afectiva que da un perro les motiva mucho, también lo hace la música. Son dos patas en actividades de deterioro cognitivo». No obstante, el calendario de actividades para el centro de día es diferente al de residencia.

En general, en los últimos años la dinámica ha cambiado. Antes se hacían bolillos y labores de costura y ahora los mayores han variado sus gustos. «Lo que más demandan es gimnasia, de diferentes tipos, e informática y nuevas tecnologías, así como costura creativa. Esto es que customizan sus prendas».

En este tiempo, se relacionan y desarrollan sus capacidades cognitivas, cada uno a su manera y según sus capacidades. «También están adaptadas a nivel personal», cuenta. De igual modo, tienen en cuenta a nivel personal y específico las necesidades de cada uno de ellos.

Ahora, «de cara a las nuevas políticas de envejecimiento activo, tenemos un programa en desarrollo que se llama escuela de agentes de salud. Aquí se forman los mayores a través de dichos agentes para adquirir los conocimientos necesarios que le permitan convertirse en uno de ellos para después dar charlas de ciertos temas a los iguales: consumo, salud, educación, sexuales, de todo tipo», explica Carmen Bohoyo.

«Lo que buscamos es darles la mejor calidad de vida posible. Con ello contribuimos a paliar esa soledad», apostilla.