«Tenemos registrados casos en Huelva y en Salamanca. Una asociación similar a la nuestra se acaba de constituir en Portugal. ¿Cómo es posible que no haya afectados en Extremadura? Es que los hay pero no lo saben», afirma Carmen Rosa Galán, presidenta de la Asociación de Víctimas del Ácido Valproico (Avisav).

La organización hace un llamamiento en la región para encontrar a familias afectadas por el depakine. En pocas semanas ya han registrado 95 casos en todo el país y esperan que la cifra se incremente: «una vez que sale en los medios, nos llegan nuevas llamadas de familias afectadas». Y eso esperan que ocurra ahora también en Extremadura.

Galán es una de las víctimas del depakine. Afirma que la ingesta del medicamento durante el embarazo provocó que su hijo naciese con un trastorno del espectro autista y otras afecciones. A ella nadie le advirtió de ese riesgo, a pesar de que «hay entre un 30 y un 40% de riesgo de provocar autismo en tu hijo».

Pero no sólo autismo. A su asociación han acudido familias en la que los niños han nacido sin tibia, sin brazos o sin un ojo. También chicos con labio leporino y problemas cardíacos, de hígado o pancreas. Son chavales con déficit cognitivo, problemas de aprendizaje, neurológicos, escoliosis... La lista es interminable; «y según vamos preguntando, salen más afecciones», asegura.

Pero a pesar de los graves efectos que el depakine puede llegar a provocar en los fetos, el medicamento sigue en circulación.

«Nosotros establecimos un protocolo. Creemos que hay otros medicamentos que pueden sustituir al depakine. Ahora mismo se recomienda que no se prescriba a mujeres en edad de concebir, o sea, casi a la mitad de la población pero nos consta que se sigue prescribiendo sin problemas».

Por eso la asociación no tiene dudas de que la falta de información es la que provoca que aún no se hayan registrado casos en Extremadura.

Falta de información

«Creemos que se está protegiendo a la farmacéutica. Llevamos años peleando para que esto salga a la luz y se está intentando tapar por todos los medios», dice Galán.

El depakine podría ser «la talidomida del siglo XXI». Además, sus efectos negativos persisten en la siguiente generación. Según datos manejados por Galán, en Francia -donde se contabilizan unos 6.000 afectados- hay ya 145 casos registrados de segunda generación. De hecho, el Gobierno francés ha creado un fondo de indemnización para las víctimas.

Esto ocurre después de que la Justicia francesa condenara a la farmacéutica Senofi a pagar tres millones de euros a la familia de una niña, en un caso que aún está en apelación.

«Las madres tendemos a culparnos», cuenta Galán. Por eso insiste en que cualquier familia extremeña que pudiera estar afectada dé un paso adelante.

«A todas las mamás que toman o tomaron depakine, epilépticas, con otros trastornos como la bipolaridad, la depresión o incluso migrañas y que hayan tenido niños con afecciones, pueden llamar a la asociación y ahí nosotros les indicaremos cuáles son los pasos a seguir. Lo importante es que el médico les diga que es por el depakine. Luego serían derivados al hospital de Murcia», explica Galán. Se refiere al Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, la única unidad de referencia en todo el país.

Su asociación ha presentado ya una demanda colectiva, que ha sido admitida, y preparan otra. También buscan reunirse con la ministra de Sanidad. «Esta es una lucha que se da en todos los niveles. Es un escándalo tremendo», dice.

«Nosotros nunca vamos a tener una compensación, porque el daño es irreparable, pero sí vamos a pedir justicia y asegurar el futuro de nuestros niños», sentencia.

Sanofi responde

En un comunicado remitido a este periódico, Sanofi dice ser consciente de «la difícil situación que tienen que afrontar las familias» pero llama a «valorar los hechos de manera objetiva».

La compañía dice que «los tratamientos eficaces tienen riesgos y beneficios» y asegura que en este y en otros casos está actuando con «proactividad y transparencia» y en colaboración con las autoridades sanitarias para obtener «datos científicos fiables».