Ni se les ocurra besarles. Solo si quieren provocar una situación incómoda deberá buscar la mejilla del alemán o alemana al que le estén presentando. Si tiene suerte y se ha ganado su confianza, quizás el encuentro acabe con un abrazo. Si no la tiene, probablemente se despidan con un gesto lejano y un 'Bis bald, a ver si nos vemos' y otras promesas que no se suelen cumplir. Sin embargo, no estaría de más que procurara quitarse los zapatos al entrar en las casas germanas, aunque el que le abra la puerta sea el desconocido más ignoto que pueda imaginar.

De esta forma, descalzo y con un apretón de manos, empezaron la mayoría de las visitas que realicé para encontrar piso en Berlín. Se presentaba como una tarea titánica y por momentos irrealizable, sobre todo cuando te encuentras perdido con la bici en una de las kilométricas calles que se construyeron durante la época soviética y que no permiten un error de cálculo. Pero contaba con algo a mi favor: vivir en Berlín, al menos en lo que respecta al alquiler, es barato (siempre y cuando no se compare con Badajoz o Cáceres, donde se puede encontrar una habitación céntrica por unos 150 euros).

En Madrid, por ejemplo, los precios rondan los 350 euros al mes, y lo normal es pagar más, llegando incluso hasta los 500 euros por una habitación normal --sin lujos y en distritos universitarios como el de Moncloa--. En Londres los precios son aun más crueles: "yo pago por una habitación compartida en zona centro 505 euros", comenta Cristina Sanabria , periodista de 25 años que lleva ya una temporada larga viviendo en Inglaterra. Cristina llegó a pagar 630 euros por una modesta 'single room'.

En París tampoco se quedan cortos. Daniel Esteban , que cursó una beca Erasmus en París recientemente, nos aclara que "aunque he visto algún caso contado en el que pagaban en torno a 400 euros, lo normal en París es pagar como mínimo 550 euros al mes, llegando incluso hasta los 700 euros". Y no olviden que estamos hablando de habitaciones, no de pisos.

Un vistazo por la 'biblia' de los buscadores de alojamiento en Berlín, la web 'WG-Gesucht', demuestra que se pueden encontrar ofertas céntricas por 250 euros. Si te empeñas, puedes pagar menos. En cualquier caso, abonar más de 350 euros al mes se considera caro en Berlín. La razón principal de esta asequibilidad es el famoso muro: tras su caída quedaron vacíos multitud de edificios de la zona este. El problema es que la especulación inmobiliaria --también tienen de eso en Alemania-- y la creciente demanda están empujando al alza los precios. Susanne Leitner , que se encarga de buscar nuevos inquilinos en su piso compartido, nunca deja el anuncio más de un día. Ese tiempo le basta para recibir decenas de emails y llamadas, muchas de ellas de españoles.

XLAS ENTREVISTASx a las que tuve que someterme para que los arrendatarios supieran si yo era el huésped ideal fueron muy constructivas. Me pareció participar personalmente en un reportaje de 'Callejeros', en el que por unos minutos podía conocer de primera mano diferentes estilos de vida, con carta blanca para, literalmente, meterme hasta la cocina. Así pude comparar las casas de estudiantes alemanes con las de bohemios internacionales.

Me dolió especialmente cuando la suiza y la austríaca del piso que más me gustaba me comunicaron que habían decidido elegir a otra persona, pero gracias a los rechazos pude ir estableciendo una serie de pautas: quitarse los zapatos demuestra educación, no dar besos evita sustos y llegar puntual no resulta totalmente determinante. De hecho, en dos de las visitas me hicieron esperar. En un piso, incluso, mi entrevista se solapó con la del siguiente buscador, en este caso francés, y se produjo una situación bastante incómoda en la cocina.

Visto con perspectiva, tuve suerte. Mandé 35 peticiones, de las cuales obtuve siete invitaciones para conocer el piso. Felizmente, el conflicto doméstico hispano-francés se resolvió a mi favor, por lo que ya soy el flamante poseedor de una habitación en Berlín.

@nachourquijo