Su paso por las aulas de la Uex fue el primero de los muchos que unos años más tarde la han catapultdo a la élite de la investigación en Química. María Escudero Escribano, nacida en Cáceres en 1983, se acaba de convertir en la primera española en recibir el premio Joven Químico Europeo 2016 en la categoría, en la más alta distinción, la medalla de oro. Se convierte así en la primera española en recibir esta distinción, que reconoce cada dos años la trayectoria de los jóvenes investigadores europeos: en su caso, el trabajo de los últimos nueve años, desde que comenzó su tesis doctoral en Madrid (estudió Ingeniería Química en la Uex y se doctoró después en el Instituto de Química Física Rocasolano del CSIC).

«A nivel personal, supone muchísima alegría y satisfacción por haberse reconocido todos estos años de trabajo, y a nivel profesional, supone un gran espaldarazo a mi carrera investigadora, que me llena de energía y motivación para seguir adelante en el mundo académico», explica esta cacereña por correo electrónico desde California, donde ahora reside.

Al premio optaron 90 solicitantes de 13 países diferentes entre los que se selecionaron 19 finalistas, entre ellos la investigadora extremeña. El jurado, entre los que había algunos premios Nobel, analizó los trabajos de todos ellos y finalmente concedió una única medalla de oro para María Escudero Escribano y otras dos de plata en la categoría de menores de 35 años.

«Cuando lo solicité, lo hice pensando que el hecho de llegar a la final ya suponía un gran logro», explica sobre sus sensaciones sobre este premio. «Fue muy emocionante recibir la medalla de oro», explica.

Este galardón es el broche de oro a un año intenso, en el que además Escribano ha visto uno de sus artículos en la biblia de la ciencia, la revista Science, que hace unos meses publicó una línea de trabajo en la que ella es la principal investigadora: Aleaciones de platino más económicas y eficientes para pilas de combustible.

Futuro investigador

La científica extremeña vive a caballo entre Dinamarca y Estados Unidos. Al el país nórdico llegó en 2012 para iniciar el postdoctorado en el año 2012 en la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU) y desde el 2014 compatibiliza su trabajo allí con el que realiza en la Universidad de California dentro de la beca concedida por el gobierno danés, una de las más prestigiosas del mundo

Tras este reconocimiento, la investigadora extremeña no tiene dudas de que su futuro profesional «estará en la investigación» y tampoco que este le mantendrá, al menos por el momento, lejos de España.

«Me encantaría volver a España en el futuro. Pero no me lo planteo a corto plazo, ya que dejaría de tener los medios para investigar con los que cuento ahora», asume Escudero. Reconoce que lo que hace actualmente en el extranjero sería impensable poder alcanzarlo en casa. «Me considero una privilegiada, porque me apasiona mi trabajo y cuento con los mejores recursos para dedicarme a ello», dice.

Pero la situación en España dista mucho de estar a ese nivel, según explica: «invirtieron una cantidad enorme de dinero en los jóvenes científicos de mi generación y muchos de nosotros nos formamos allí como doctores y salimos a realizar nuestros post-doctorados». Pero lo que la mayoría (entre ellos la investigadora extremeña) asumían como una ausencia de 2-3 años «se está convirtiendo en permanente» y la razón no es otra que «para muchos de nosotros es complicadísimo, y en algunas ocasiones imposible, poder volver y montar en España nuestros propios grupos de investigación». «Si queremos hacer investigación puntera, como científicos experimentales, necesitamos laboratorios con buenos equipos, doctorandos y postdocs para llevar a cabo la investigación, y para ello, se necesita financiación, se necesita que el país decida apostar por la investigación y la ciencia, pero no parece que esa sea una prioridad en España» lamenta María Escudero. «Y no se pueden comparar los recursos con los que cuento actualmente con nada de lo que ofrecen en España para formar tu propio grupo de investigación», añade. Porque ese es el siguiente paso y está cada vez más cerca aunque, eso sí, lejos de casa.