«Los niños de hoy en día tienen tantas posibilidades y tantas opciones para entretenerse en su tiempo libre, que lo que menos hacen es patear el campo y la dehesa, es muy triste». Y de esa preocupación nació un proyecto que se está desarrollando, por ahora, en diez colegios extremeños. Apasionado del campo y experto del mundo del ibérico, el pacense Pepe Alba, cortador profesional de jamón, ha puesto en marcha una iniciativa innovadora: llevar un ‘cacho’ de la dehesa a los centros escolares. «Se trata de acercar a los alumnos lo que tenemos en Extremadura. Aquí no hay anchoas, ni atún ni mojama, aquí tenemos los mejores productos ibéricos del mundo y hay que aprender a inculcar a los niños a que valoren nuestros productos, como hacen muy bien en otras regiones de España. Ahí tenemos mucho que aprender».

Pero el jamón, dice, es el punto y final de la actividad. Durante la clase empezamos primero por enseñar qué es la dehesa, «que desgraciadamente la mayoría de los niños no lo saben». Se repasan las especies arbóreas que pueblan estos ecosistemas extremeños (encinas, alcornoques,...), los recursos que generan (bellotas, corcho, madera,...) y las especies que los pueblan. «Hablamos de las diferentes ganaderías autóctonas que tiene la región y de los animales que podemos encontrarnos: ciervos, cigüeñas, buitres...».

El rey de la dehesa centra la última parte de esta curiosa actividad escolar. «La joya es el cerdo ibérico y enseñamos a los niños a diferenciar un 100% ibérico de otro cruzado, lo que son los porcentajes de pureza y qué quieren decir cada uno de los precintos de la nueva norma del ibérico; salen de allí sabiendo qué significa una etiqueta verde, blanca, roja o negra. Al final serán ellos los que elijan el jamón que se compra en casa esta Navidad», ironiza. Y también los que enseñen a degustar con seguridad este manjar. «Durante la clase les nombro embajadores y les explico cómo se debe cortar el jamón y dónde hay que colocar las manos, por supuesto siempre bajo la supervisión de un adulto, y les doy pautas de seguridad para evitar accidentes con los cuchillos en casa».

Con valor añadido

Todo se explica de una manera muy amena y divulgativa. «Al final de la clase enseñamos a algunos niños a cortar jamón, les damos a probar y los que acierten algunas preguntas se llevan de premio una bellota o un cerdito de barro, hecho por supuesto por alfareros de Salvatierra de los Barros». Porque ese es otro valor añadido de esta actividad. «Intentamos potenciar el conocimiento de todo lo que se hace en esta tierra, no solo del jamón, sino también de otros productos tan emblemáticos como nuestros quesos e insistimos también en la importancia de consumir productos ibéricos y que sean elaborados en la comunidad. «Inculcamos el consumo de productos locales y también que comerse un bocata de embutido ibérico es mucho más saludable que la nocilla».

De momento, la idea que llevaba rondando cuatro o cinco años por la cabeza de Pepe Alba ya se ha podido materializar con la creación de la asociación Extremadura Cacho a Cacho gracias a una ayuda de la obra social de La Caixa y también a los diez colegios interesados (tienen que abonar 50 euros para poder realizar la actividad). El último fue el CEIP Ciudad de Badajoz. Pero su objetivo es seguir buscando apoyo para continuar acercando la dehesa a más centros escolares. «Es una actividad muy económica y está pensada sobre todo para los centros de las ciudades, porque se supone que en los pueblos los niños suelen tener más contacto con el campo», asegura.

Y mientas, él disfruta tanto como los pequeños mostrando un poco del mundo que tanto le apasiona. «Es muy gratificante y merece la pena acercar lo que nos rodea a los más pequeños, porque ellos son el futuro y los primeros impulsores del sostenimiento natural, económico y turístico de esta región».