La Semana Santa de Jerez de los Caballeros vivió anoche uno de sus momentos más emotivos, el Via Crucis de la Hermandad de Penitentes del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, donde el silencio solo es roto por el sonido de las cadenas que arrastran los Empalaos por las estrechas y empinadas calles de la localidad.

La imagen de los Empalaos sobrecoge cada año a quienes contemplan esta procesión, pues llevan una tela cubriéndoles el rostro, corona de espinas en la cabeza, un madero terciado sobre los hombres, con tres espadas en la espalda y el torso cubierto por una soga.

Este año será más especial si cabe tras la declaración de la Pasión jerezana como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Durante un recorrido de unas dos horas aproximadamente, los Empalados recorren las calles descalzos, con grilletes y cadenas, acompañados de los penitentes, que visten sayón negro con capirote del mismo color caído hacia atrás, portan sobre sus hombros una gran cruz de madera y que también llevan cadenas en los pies.

La procesión estaba prevista a las diez de la noche desde la Iglesia de San Miguel y gira en torno al paso del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, talla de estilo gótico y bella factura.

Los jerezanos esperaban que esta procesión no corriera la misma suerte que la de la Cofradía de Santo Domingo de Guzmán, que no pudo procesionar el domingo debido a la lluvia.

Sí se pudieron realizar otros dos tradicionales actos del Domingo de Ramos: la procesión de las Palmas y la exhibición de la Legión en las plazas de Vasco Núñez y España.