La cosecha extremeña de aceituna para almazara de este año va a depender en buena medida de la evolución climatológica de las próximas semanas.

Las tres principales organizaciones agrarias de la región, COAG, UPA-UCE y Apag Extremadura Asaja, coinciden en que la producción de aceite será sensiblemente inferior a las más de 68.500 toneladas de la campaña pasada. Las razones de este descenso son la falta de precipitaciones y el intenso calor de los últimos meses, factores a los que se suma la vecería —la alternancia entre cosechas abundantes, como la 2015/2016, y otras menos copiosas—. Sin embargo, en las tres organizaciones agrarias también resaltan que el resultado final puede ser muy distinto en función de si se registran o no lluvias en los próximos días, de manera que, si el tiempo acompaña, la producción podría quedar no demasiado lejos de la media de las últimas campañas, en las que se han registrado notables altibajos de unas a otras. En el lado positivo se prevé que el nivel de calidad del fruto, poco castigado por la mosca del olivo, sea elevado.

OLIVARES «DE PENA» / «Es un año muy complicado, va a haber una merma considerable de producción», apunta Juan Moreno, presidente de COAG Extremadura. «Si llegamos a 40.000 toneladas nos podríamos dar por satisfechos», prosigue este dirigente agrario, que apunta que «hay parcelas donde la aceituna está completamente seca, prácticamente no se ve. Con estos calores, algunos olivares están de pena». No obstante, sostiene, si ahora comenzaran las lluvias y refrescase el tiempo, esta parte de la cosecha, no apta ya para aderezo, podría recuperarse para almazara. La situación es mejor en los olivares de regadío, pero estos suponen únicamente algo más de un 15% de la superficie de este cultivo en la región.

Juan Metidieri, presidente de Apag Extremadura Asaja, también remarca que la producción final de aceite dependerá «mucho» de cómo se comporte el clima «a muy corto plazo» y matiza que las previsiones de caída son dispares para las distintas zonas productoras de la región. En Tierra Barros, «quizá por el exceso de calor en la primavera [que dio lugar a un menor cuajado del fruto] y por la vecería, nos vamos a quedar en un 30% de un año normal», pronostica, mientras que en «el resto de Extremadura podemos estar algo por debajo de la media». En conjunto, estima que, si no persiste la sequía, todavía puede haber margen de recuperación, con lo que podrían alcanzarse «unas 55.000 toneladas». Una cifra que, «si se retrasan las lluvias, iría a la baja».

Para Antonio Prieto, responsable de Olivar de UPA-UCE, si bien es todavía «muy pronto» para hacer previsiones de cosecha con cierta seguridad, «está claro que va a bajar como mínimo un 25% o un 30% [respecto a la campaña anterior]. Podemos estar hablando de en torno a 45.000 o 50.000 toneladas». En cualquier caso, Prieto resalta que en la región «tenemos una parte de la aceituna, en la zona de Barros fundamentalmente, que tiene doble aptitud» (puede valer para molino o para verdeo), por lo que la producción de aceite dependerá también de cómo se reparten finalmente ambos usos. «Con un poco que mejorase la climatología», argumenta, una proporción de ese aceituna de doble aptitud, al ganar volumen y peso, podría destinarse a aderezo. «Si tienes buen precio, como en este momento, y además, la aceituna se recupera, la vendes para verdeo. Si no, la echas para almazara», apostilla.

Juan Metidieri, por su parte, da prácticamente por «perdida», la campaña de aceituna para aderezo, que califica como «desastrosa». Aun cuando llueva, «probablemente la gran mayoría de la aceituna no servirá ya, porque estará en un estado de madurez muy avanzado», lamenta. Será, vaticina, «una campaña corta y de poca producción. Nos podemos quedar este año en un 40% del año pasado, 50.000 toneladas en el mejor de los casos».

Juan Moreno cree que, en kilos por hectárea, la reducción en aceituna para aderezo «puede ser de hasta el 70%% o el 80%». Sin embargo, considera que la disminución de la producción total puede ser menor, «de entre un 50% y un 55%», ya que, apunta, es muy posible que hectáreas de olivar que «se dedicaban a almazara otros años se recolecten este para aderezo», aprovechando su buen precio actual y para evitar el riesgo de que el fruto pueda echarse a perder más adelante. H