El proyecto de una multinacional británica para instalar en Mérida una central eléctrica de ciclo combinado ha reabierto el debate sobre las posibles consecuencias medioambientales de este tipo de instalaciones, calificadas por los grupos ecologistas como "fábricas de cambio climático".

Las empresas eléctricas defienden que se trata de la forma de generar electricidad más respetuosa con el entorno. Entre otras cosas, cuando el ciclo combinado utiliza el gas natural como combustible reduce hasta en un 50% las emisiones de dióxido de carbono, cuya concentración es responsable, en gran medida, del efecto invernadero . También elimina, casi en su totalidad, el dióxido de azufre, principal causante de la denominada lluvia ácida . De hecho, las compañías del sector afirman que el gas natural es "el combustible fósil de quemado más limpio".

International Power, empresa responsable de la nueva central eléctrica extremeña, defiende que los niveles de polución que emitirá la planta son inferiores a los que contemplan las distintas normativas tanto españolas como europeas.

Aún así, la compañía británica deja claro en su proyecto inicial que está barajando la instalación de un depósito de gasóleo para el caso de que haya indisponibilidad temporal de gas natural, y éste es un material que contamina en mayor medida.

Lo que está claro, según detalla el proyecto de International Power, es que la chimenea de la central extremeña emitiría cada hora en torno a 352,2 kilos de algunos de los gases más contaminantes, como dióxido de azufre y óxido de nitrógeno, además de 290 toneladas de dióxido de carbono.

ACUERDOS MUNDIALES

Aunque, según el marco normativo, se trata de valores asumibles, los principales grupos ecologistas del país, como Greenpeace o Ecologistas en Acción, recuerdan que en España las emisiones de dióxido de carbono superan ya el doble de la cuota máxima permitida por el famoso Protocolo de Kioto, por lo que cualquier nueva central eléctrica empeoraría esa situación.

A las emisiones de gases hay que sumar que de la central saldrán, cada hora, unos 660 metros cúbicos de vertidos líquidos que serán trasladados a un punto marcado por Confederación Hidrográfica del Guadiana.

Las posibles consecuencias medioambientales de estas instalaciones han provocado que en muchos puntos de España se hayan constituido plataformas ciudadanas en contra de su apertura.