En la pasada campaña 2017-2018 se registraron en Extremadura 6.447 casos de pacientes que tenían gripe, lo que supuso una tasa 596 por 100.000 habitantes, un porcentaje inferior a la de temporadas anteriores. Sin embargo, durante esa misma campaña ingresaron en hospitales de la región 205 pacientes graves, de los que el 88 % tenían factores de riesgo. De los mismos 38 fallecieron, por lo que la tasa de letalidad se situó en el 18,5%, una de las más altas de los últimos años. Pero lo verdaderamente preocupante, han señalado desde la Consejería de Sanidad, es que de esos pacientes que eran susceptibles de haberse vacunado, «solo el 31% lo hizo».

La Consejería inició ayer una nueva campaña de vacunación contra la gripe que se prolongará hasta el próximo 7 de diciembre con 219.500 dosis disponibles y el ánimo de sus responsables es que los ciudadanos acudan, sobre todo aquellos que se sitúan como población de riesgo.

Esta campaña se inicia con el objetivo del Servicio Extremeño de Salud de vacunar al 65 por ciento de la población con edad igual o superior a los 60 años y al 40 por ciento de los profesionales sanitarios, y prevé además disminuir la frecuencia y la incidencia de la gripe en la población en general y en las personas con factores de riesgo.

Con la vacunación se evitarán alrededor de 40.000 casos clínicos de gripe al año en Extremadura, según explica el consejero de Sanidad y Políticas Sociales, José María Vergeles, quien señala que el Servicio Extremeño de Salud ha invertido 850.000 euros en la compra de las vacunas.

Las autoridades sanitarias consideran que el mayor riesgo de padecer gripe se da a partir de mediados de noviembre, por lo que es conveniente vacunarse con entre 10 y 15 días de antelación, que es el tiempo que necesitan los humanos desde que se vacunan hasta que generan las defensas para luchar contra el virus.

Esta campaña va dirigida a los mayores de 60 años y también a los menores de esa edad con alto riesgo de padecer gripe más grave por sufrir enfermedades crónicas como cardiovasculares; neurológicas o pulmonares; enfermedades metabólicas como la Diabetes Mellitus; obesidad mórbida; insuficiencia renal y alteraciones de la sangre como puede ser la anemia.

También se dirige a las personas con ausencia de uno de los órganos que influyen en la defensa del organismo como es el bazo; con enfermedades hepáticas crónicas; los que tienen bajas las defensas o las que toman tratamientos para disminuirlas.