Las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) sujetas al régimen de comercio de derechos de emisión apenas si suponen una pequeña parte del total de las que se generan en la región. El resto corresponde a los llamados sectores difusos: agricultura, transporte, residuos, residencial, gases fluorados o industria no afectada por el régimen de comercio. De hecho, de acuerdo a un informe de la Fundación Empresas y Clima, Extremadura es, tras Madrid, la segunda comunidad autónoma donde las emisiones difusas tienen un mayor peso.

De las 8.005 Kt (miles de toneladas) de CO2 equivalentes registradas en Extremadura en el 2013, las sometidas al comercio de derechos de emisión fueron 573 Kt, apenas el 7,1%%. El resto son emisiones difusas, por lo que Martín Bastos, coordinador del Observatorio Extremeño de Cambio Climático, subraya que en este ámbito "hay que hacer un esfuerzo importante" si se quieren alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.

En los horizontes del 2020 y el 2030 la UE quiere haber reducido el consumo energético un 20% y 27%, respectivamente, mientras que el consumo de energía deberá proceder de fuentes limpias al menos en esos mismos porcentajes para ambas fechas. Además, tendrá que conseguirse una reducción de emisiones de GEI del 20% en el 2020 y del 40% en el 2030, meta que pasa por incrementar notablemente la producción de energías renovables.

Quema de rastrojos

De los datos extremeños, resulta llamativo que, del total de emisiones registradas, un 43% corresponda a la agricultura, que supuso 3,46 millones de toneladas en el 2013. En este punto, Martín Bastos incide especialmente en el perjuicio que supone la quema de rastrojos, "criticable tanto desde el punto de vista de la calidad del aire como desde el de las emisiones. Es inconcebible que se estén quemando rastrojos cuando además está prohibido por la PAC Política Agrícola Común, que solamente lo permite por razones de caracter fitosanitario. Lo demás está totalmente prohibido".

Bastos añade que la quema de rastrojos representa "una pérdida de fertilidad, de biodiversidad y una destrucción del suelo. Además, genera erosión y emisiones peligrosas incluso para la salud humana". "En Las Vegas Altas hemos tenido zonas que eran irrespirables ciertos días, hay que hacer mucho hincapié en este tema", apostilla.

Aparte de evitar la quema de rastrojos, otras buenas prácticas agrarias recomendadas desde el observatorio son un menor uso de fertilizantes nitrogenados y emplearlos mas eficientemente. En esta misma línea, también se apuesta por una mayor eficiencia de la maquinaria o de los regadíos y por generalizar la agricultura de conservación como menor emisor de GEI y como mecanismo de captación de carbono.

El otro grupo de actividad que concentra mayor proporción de emisiones es el referente al procesado de energía, apartado que incluye fundamentalmente a las actividades del sector energético y el transporte, con 3,7 millones de toneladas. Y eso que desde el 2007 ha experimentado una caída de cerca del 20%, derivada de la menor demanda de electricidad a causa de la crisis económica y de un mix de generación con unas fuentes menos intensivas en carbono.

Aquí, en el ámbito residencial, las acciones que aconseja el observatorio son la implantación de sistemas de eficiencia energética y la verificación de los mismos y el aislamiento de locales, públicos y privados. También el uso de tecnologías de bajo consumo de iluminación o la sustitución de sistemas de calefacción que recurren a combustibles fósiles por los de energías alternativas.

En cuanto al transporte, se apuesta por establecer modelos de movilidad sostenible, lo que comprende el mayor uso de vehículos públicos y de la bicicleta y la peatonalización de centros urbanos y comerciales. También la implantación de vehículos híbridos y eléctricos, algo en lo que, se apunta, las Administraciones públicas "deben ser ejemplarizantes".

Por último, otras 426.000 toneladas de gases emitidas en la comunidad autónoma proceden del sector del tratamiento y eliminación de residuos. Aquí, el observatorio defiende el concepto de economía circular , "teniendo en cuenta desde el origen de los materiales hasta el fin de su vida útil, con una proyección hacia el vertido cero". También contribuiría a la reducción de las emisiones la recogida selectiva de los residuos y utilizar mas los bioresiduos como mejora de los suelos agrícolas y forestales, a la vez que potenciar la reutilización y el comercio de segunda mano.