L a clausura del programa de viajes del Imserso deja un agujero 7.480 plazas en Extremadura. Es la cifra que se había ofertado en distintos enclaves de la región dentro del plan de viajes subvencionados para pensionistas que se acaba de dar por cerrado ante el avance de la pandemia del covid-19. Junto a eso, se suprimen igualmente las 22.130 plazas que se ofertaban a los extremeños de entre las 900.000 disponibles en los distintos paquetes. El secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, lo anunció esta semana en una comparecencia en la Comisión de Derechos Sociales y Políticas, después de que el programa se paralizara en marzo por el riesgo que supone este modelo de viajes en la situación actual: son grupos numerosos de personas que rebasan de forma mayoritaria los 65 años de edad y que constituyen, por tanto, el principal grupo de riesgo ante la enfermedad.

La decisión que se ha adoptado ya se contemplaba en el sector turístico y golpea de lleno a distintas actividades y negocios (agencias de viajes, hoteles, guías turísticos...) que se benefician de los viajes de los mayores. La mayoría, además, atraviesa una situación muy delicada con el frenazo que ha supuesto en el turismo el covid-19.

«Es un mazazo. Confiaba en que se pudiera recuperar algo de la actividad, en poder empezar a vender algo de cara a la primavera del próximo año», señala Toñi Nevado que lleva 27 años dedicada a la gestión de viajes del colectivo senior y tiene en la oferta del Imserso a buena parte de la clientela en su agencia de viajes, Nevatur, especialmente en estos meses.

Muchas dudas

Su negocio es uno de los establecimientos autorizados para comercializar los viajes y cada año gestiona unas 700 solicitudes. Cuando debería estar preparándose para empezar a recoger reservas, está terminando de gestionar las cancelaciones derivadas de la supresión de la campaña y busca alternativas para mantener la actividad. «Sé que el virus está, pero se debería haber planteado algo para la primavera. La gente está ya muy cansada», cuestiona.

En el sector hotelero también se acusa la supresión de un programa de viajes que se dejaba notar especialmente en la región en el otoño; aunque tras la paralización, algunos dudaban de que se retomara el programa. «Desde marzo sabía que ya no se iba a recuperar. Lo he asumido y he dejado de contar con él en mis previsiones para este año», señala José Luis Hernández, al frente del Hotel Tryp Medea Mérida. Los viajes del Imserso le dejan entre octubre y junio un autobús cada semana (unos 60 clientes).

«Me parece un error la supresión; porque por un lado tratamos de mostrar que somos un sector fiable, pero por otro lado no nos fiamos de nuestro propio sistema de trabajo», critica el hotelero, que confía en resistir con el goteo de reservas que se van produciendo de otro tipo de clientes.

También se resiente la situación ente los guías turísticos, que se han quedado sin los grupos numerosos que este programa aporta. «La situación es muy complicada», reconocen desde la Asociación de Guías Turísticos de Cáceres.

Los balnearios se quedan sin el 90% de sus clientes

Los balnearios afrontan un futuro incierto después de que el Gobierno central haya decidido cancelar lo que quedaba de la temporada de viajes del Imserso. La situación no se da por perdida en el caso del turismo termal y en función de cómo evolucione la situación con el covid no se descarta retomar este programa en la primavera, pero a día de hoy la actividad es prácticamente inexistente. De hecho, la suspensión de marzo ya motivó que la mayor parte de laos balnearios ni hayan abierto en la región y ahora se plantean cómo podrán amortiguar el golpe que supondrá perder la vía por la que llegan entre el 80% y el 90% de los clientes que pisan cada año sus establecimientos.

«Nos va a tocar reinventarnos, ir a otro tipo de programas para ver cómo amortiguamos este golpe», apunta Carlos Yubero, presidente de la Asociación de Balnearios de Extremadura, en la que se integran siete de los ocho establecimientos en activo en la región. Por ellos pasan cada año unas 18.000 personas a través del programa de turismo termal del Imserso, según sus estimaciones.

Como consecuencia de la postura que se adoptó en marzo, los balnearios no habían abierto en la región a la espera de ver cómo evolucionaba la situación (únicamente abrió este verano El Raposo, pero cerró siete semanas después). La previsión ahora es que no se va a producir esa reapertura a corto plazo o al menos hasta que se evalúe que alternativas tienen .

La elevada dependencia que los balnearios tienen de este programa se había aceptado hasta ahora por enorme impacto en los negocios y en la zona en la que se asientan. «Es cierto que el programa del Imserso rompió el mercado porque lo copó todo», reconoce Yubero. «Pero a cambio, su existencia nos permitió abrir casi todo el año y no solo durante cuatro meses», razona el responsable del Salugral. Esta medida ha tenido además un impacto directo en el empleo de estos establecimientos y, como consecuencia, en las localidades en las que se asientan, la mayoría pequeños núcleos que tienen en estas instalaciones «un motor económico». H