Las dos capitales de provincia extremeñas quedan fuera de la Encuesta de Infraestructura y Equipamientos Locales (EIEL) al superar los 50.000 habitantes, pero los casos de edificios públicos abandonados son también muy numerosos en ellas. Así, el plano de Badajoz está cuajado de inmuebles de propiedad pública sin uso, informa A. M. Romasanta. Flagrante es la situación de abandono del antiguo cuartel de Sancha Brava, en la carretera de Valverde de Leganés, en evidente e irreversible proceso de deterioro. Pertenece al Ministerio de Defensa y está pendiente del litigio que mantienen los herederos de la familia que cedió los terrenos.

Tampoco tiene fin definido el antiguo palacio de Capitanía, que fuese sede del Gobierno Militar, en la céntrica plaza López de Ayala, que Defensa sí cuida, mantiene la vigilancia y usa esporádicamente para exposiciones o presentaciones de libros. Del Ministerio de Hacienda son los edificios que se quedaron vacíos en la antigua frontera de Caya. Solo se ocuparon el de la comisaría conjunta, la sede de la Plataforma Logística y el depósito municipal de vehículos. A Obras Públicas pertenece el inmueble sin uso en la avenida de Elvas donde temporalmente ha establecido su centro de operaciones la UME, mientras retira camalote del tramo urbano del Guadiana. Pendiente de cesión a la Junta de Extremadura están los pisos de la Guardia Civil en Suerte de Saavedra, algunas de ellas ahora okupadas por familias sin vivienda. Paradigma de gran edificio sin uso ha sido el Hospital Provincial San Sebastián, propiedad de la diputación, donde el Gobierno central prometió un Parador Nacional, una idea que lo condujo al saqueo y al abandono. Pero afortunadamente las obras de rehabilitación ya son una realidad. Acogerá un mercado gourmet, la Biblioteca de Extremadura y la Escuela Oficial de Idiomas.

Interior del matadero de Badajoz, en el polígono de El Nevero, pasto de vándalos y grafiteros.

De propiedad municipal, la ermita de Pajaritos también se rehabilitó y temporalmente la usó la Asociación Amigos de Badajoz, pero actualmente carece de contenido, como tampoco lo tienen las dependencias del Hornabeque de la cabecera del Puente de Palmas, donde el ayuntamiento anunció un centro de interpretación, del que nunca más se supo. Cerrado está el impresionante aljibe de la Alcazaba y también La Galera, que ahora se va a rehabilitar, con fondos del 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento. Sin uso están la Casa de las Aguas y la Fábrica de la Luz, que se propuso como museo o centro de interpretación del río. Las antiguas instalaciones de Ifeba tampoco se han revitalizado, pero peor suerte ha corrido el matadero municipal, en el polígono industrial de El Nevero, pasto de vándalos y grafiteros. Más de un año lleva cerrado el albergue juvenil El Revellín, pendiente de que el ayuntamiento saque a licitación la gestión y más tiempo lleva esperando el uso hostelero del Fuerte de San Cristóbal, que como monumento se abre de vez en cuando a las visitas turísticas. En el olvido permanece el edifico de Servicios Sociales situado entre las calles Arcoagüero y Bravo Murillo, como el antiguo colegio San Pedro de Alcántara, que la Consejería de Educación quiso que fuese sede de la Escuela Oficial de Idiomas. Otro proyecto que murió en el cajón.

Fachada de la cárcel vieja de Cáceres, propiedad del Estado, cerrada desde el 2009.

En el caso de Cáceres, el ejemplo más paradigmático es el de la cárcel vieja. Propiedad del Estado, se clausuró en el 2009 y desde entonces se deteriora progresivamente sin que ninguna de las propuestas culturales y sociales que se han planteado para ella haya avanzado. Instituciones Penitenciarias ofreció cederlo al ayuntamiento pero este no acaba de aceptarlo por el coste que supone su restauración.

También está el inmueble de la calle Reyes Huertas construido por la Junta de Extremadura como sede de Bienestar Social. Cerró sus puertas en enero del 2011 y el Ejecutivo regional lo cedió a los Hermanos de la Cruz Blanca para su nuevo centro asistencial. Sin embargo, la complejidad del proyecto ha dilatado su ejecución. Más ejemplos en la capital cacereña son el Bloque C de la calle Ródano, que fue de viviendas sociales y para el que se ha planteado varias veces su derribo; el colegio El Madruelo; y el edificio que fue sede de Demarcación de Carreteras, en la plaza de los Golfines, cuya cesión para el ayuntamiento por parte de Patrimonio del Estado se negoció también sin éxito. redacción