Lo que para unos es una atracción, una bonita estampa, una ocasión de disfrutar de un fenómeno meteorológico que cada vez se repite con menos frecuencia e intensidad, para otros puede suponer un importante inconveniente e incluso un riesgo. De hecho, por sus características y la altitud, Tráfico no duda en tomar medidas drásticas cada vez que la nieve hace acto de presencia, como ha ocurrido en Extremadura desde diciembre, antes de que, como estos días, se haya vuelto a un tiempo primaveral.

Los puertos de montaña de Honduras --en el término municipal de Hervás-- y de Piornal --en la localidad jerteña del mismo nombre-- se abrieron al tráfico el miércoles tras casi dos semanas cortados a la circulación de vehículos por culpa de las últimas nevadas. Más de 10 días seguidos sin posibilidad de transitar por ellos con garantías de seguridad. Más de 10 días en los que el interés por estos parajes se ha visto condicionado y mermado por el hielo y la nieve.

"Es un carretera secundaria. Nuestras dos vías principales de acceso al pueblo son desde Pasarón de la Vera y desde la carretera del Valle del Jerte", explica Angel Rama, alcalde de Piornal, en relación a la CC-17.4, una vía dependiente de la Diputación Provincial de Cáceres, que atraviesa el puerto de montaña para luego descender hasta Garganta la Olla y que cada vez que caen unos copos se vuelve prácticamente intransitable. De hecho, desde que a finales de noviembre se produjeron las primeras nevadas, ha sido cortada 24 días en poco más de dos meses y medio.

"Hay algunas fincas de cerezo y frambuesa. Pero en esta época del año hay poco que hacer en estas explotaciones. Por eso el hecho de que la corten al tráfico no supone prácticamente ningún perjuicio para nuestros vecinos", continúa el edil piornalego, que sí la destaca como una vía turísticamente atractiva para la primavera y el verano. "Por sus vistas hacia toda la vega del río Tiétar, sus pendientes, sus curvas cerradas...".

Su importancia económica tampoco es demasiado relevante para los habitantes de Garganta la Olla, según explica su alcalde, Bautista Herrero. "Hasta la mitad, sí que hay muchas fincas. Pero las mayores dificultades son de ahí hacia arriba y tampoco es que sea una carretera muy transitada", puntualiza.

Uno y otro reconocen que para desplazarse de una localidad a otra compensa usar los accesos que ambas tienen desde Jaraíz. "Es muy estrecha. En algunos puntos no llega a cuatro metros, lo que hace complicado que dos coches se crucen. Y está bastante deteriorada", indica Angel Rama; "necesita un buen firme", agrega su homólogo en Garganta la Olla. Por eso esperan que la diputación realice en ella mejoras dentro del próximo plan de actuaciones en infraestructuras viarias.

Algo similar ocurre en Hervás. La CC-102 comunica esta localidad con el Valle del Jerte y desde noviembre ha estado cortada 33 días. Pero la salida directa del pueblo es hacia el oeste, por la autovía A-66. "Más que nada es una ruta turística. Muy sinuosa, como el típico puerto de montaña. Con buen pavimento, muy buenas vistas y mucha vegetación. Es su único interés", aclara el alcalde, Sergio Pérez.

Zona de monte alto y amplios castañares, hay algún cabrero que sigue utilizando este paraje para sus animales. "Pero para viajar se usa la autovía. Cruzar el puerto supone unos 50 minutos en coche, que es lo mismo que se tarda en bajar a Plasencia por la A-66 y subir al Jerte". De hecho, asegura, hay ocasiones en las que la vía se corta y no se entera casi nadie en el pueblo.