Julián Carretero, reelegido ayer secretario general de CCOO-Extremadura en el VIII Congreso que el sindicato celebra en Mérida, aludió ayer a la "cohesión interna" como uno de los éxitos de gestión en su primer mandato recién concluido, aunque también lamentó que CCOO no haya recortado las distancias en representación con UGT.

Las palabras de Carretero tuvieron lugar en el transcurso de la inauguración del Congreso, que contó con la presencia del presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara; el alcalde de Mérida, Angel Calle; el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo; el secretario regional de UGT, Miguel Bernal y la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, así como con otras personalidades como el expresidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, o el exsecretario regional de CCOO y ahora diputado en la Asamblea, Valentín García.

En su informe de gestión, marcado, como el resto de intervenciones de la jornada, por la crisis, Carretero alertó de la debilidad del mercado laboral extremeño, que está quedando en evidencia ante la situación económica actual, y rechazó que se facilite el despido para "seguir engordando beneficios". También reclamó a la Junta mayor participación sindical en el diseño de políticas como el desarrollo agrario o las infraestructuras, y advirtió de los intentos de "descapitalizar al Estado" con el nuevo modelo de financiación.

En el lado positivo, hizo alusión a la profundización en el diálogo social impulsada por Vara y a que se hayan tomado iniciativas "reclamadas por CCOO ya en 1992" como la fusión de las cajas.

También exigió que se acabe con los privilegios en financiación de regiones como Navarra o el País Vasco y advirtió de que no se va a utilizar la huelga para servir a "intereses espúreos a los de la clase".

Por su parte, el presidente extremeño reclamó, para afrontar la crisis, "menos discursos y más ideas" así como renunciar a "planteamientos de máximos".

Vara comentó que ni la rebaja de impuestos ni abaratar el despido van a generar empleo "y sólo pondrán en peligro la cohesión". Asimismo, indicó que el diálogo social "no es una obligación" pero la negociación colectiva "sí lo es".

Finalmente, manifestó que la crisis actual es distinta a todas las anteriores, por lo que las fórmulas de siempre "no sirven". "No es tiempo de decir lo que no se puede hacer, sino de poner sobre la mesa ideas nuevas sin complejos, y de estar serenos y templados", concluyó.