Don Guillermo Fernández Vara, en su blog El cuaderno de Guillermo escribe: "Valoro mucho el papel desempeñado siempre por la Federación de Asociaciones Protectoras de Animales. La semana pasada me han dado duro y han ejercido la importante función que tienen. Es tan importante ser libres para expresarse como quieran, que me satisface enormemente. Aunque me pueda doler la crítica".

Fepaex y El Refugio del Burrito hemos venido trabajando conjuntamente para denunciar la situación y para que no se ocultara la realidad brutal del maltrato animal en Extremadura, no exclusiva de esta región. Lo que hace esta denuncia diferente de todas las demás, lo que ha llevado a que el señor presidente escriba esta nota en su blog, es que esta vez la denuncia, el clamor, sale de las voces de los extremeños y de una federación que aglutina a todos los que alzan la voz, cada vez son más, a favor de los animales en Extremadura. Por eso les apoyamos desde El Refugio del Burrito y les agradecemos su ayuda incondicional en nuestro afán por que este terrible delito no quede sin una justa reparación

Amo la belleza de la tierra extremeña, conozco la naturaleza hospitalaria de sus habitantes y tengo buena amistad con muchos de ellos: buena gente que educa a sus hijos en valores para hacer de la sociedad extremeña una sociedad mejor, y a la que le repugna que se pueda maltratar impunemente animales indefensos en Extremadura y que su gobierno no haga cumplir la ley, sobre todo, el artículo 4.

Ahora son los extremeños quienes le piden que actúe; porque viajan, porque estudian y se esfuerzan en construir una sociedad mejor. Porque sienten compasión por los animales, porque miran a los ojos de sus mascotas y se estremecen al pensar si hubieran sido ellas esta vez. ¿Y si hubiera sido un hijo?

Las fiestas populares, que se amparan en la tradición, son revisables, se pueden cambiar, para que no pierdan su sentido; pero deben adaptarse a los tiempos para ser mejores. La tradición era que se diese la misa en latín, el sacerdote de espaldas al público. Eso cambió, en una reforma eclesial en la que primó el amor y la compasión. Cambie estas tradiciones. No quiero que desaparezca, por ejemplo, el Peropalo, es una fiesta extraordinaria. Pero no hace falta abusar de un pobre burro que es un convidado a la fuerza en un espectáculo cruel.