Salir de casa, coger el coche o el autobús, ir andando y llegar al trabajo. Terminar, volver, tráfico, aglomeraciones, obras, semáforos, aparcamiento sin sitio... Todas estas acciones rutinarias, que en el día a día casi pasan desapercibidas, provocan que los extremeños tarden una media de 47 minutos diarios en los trayectos entre su casa y su lugar de trabajo. Aunque peor lo tienen los ocupados del resto del país. Extremadura es la comunidad donde menos tiempo se gasta en ir al tajo . En Madrid y Barcelona superan los 68 minutos de media.

Unos lo llaman calidad de vida, y otros, como La Caixa, que acaba de publicar el informe ¿Cuánto cuesta ir al trabajo? , lo denominan economía del tiempo. Y es que el servicio de estudios de esta entidad no solo ha calculado cuánto tarda cada español en ir de un lugar a otro, sino que también ha cifrado el coste en euros que supone para la economía doméstica ese goteo de minutos.

En lo que se refiere solo al tiempo empleado, factores como el tamaño de la localidad, la ocupación laboral, la edad y el tipo de transporte, son determinantes. Son estas variables la que explican por qué los extremeños tienen el reloj a su favor: cuanto mayor sea el municipio de residencia, menos funcionarios tenga --"tienden a vivir más cerca de su trabajo"--, más joven sea la población y más se use el trasporte público, más se tarda en cubrir el trayecto.

A esto hay que sumar la vertiente puramente económica. "Una parte de este coste --de ir a casa al trabajo-- es fácil de cuantificar, por ejemplo, el gasto en combustible, en aparcamiento, en peajes o en autobús y metro", apuntan desde La Caixa. La otra se refiere a la rentabilidad del viaje en función de la duración del mismo, de las horas trabajadas y del salario recibido. En este sentido, los extremeños también salen favorecidos: son los que soportan un menor coste por los trayectos de casa al trabajo, apenas 6,1 euros diarios, ya que son los que menos tiempo emplean, sus sueldos son más bajos y están entre los que menos horas trabajan. Y a esto además se suma el menor uso del transporte público, la carencia de peajes y una menor superficie de zonas de pago para estacionar. A madrileños y catalanes, por contra, ir a trabajar les cuesta hasta 12 euros diarios, o lo que es lo mismo, 200 al mes