Los cascos azules españoles en el Líbano, entre los que se encuentran los soldados extremeños de la Brigada de Infantería Mecanizada Extremadura XI (BRIMZ XI), con sede en Bótoa (Badajoz), combaten la nostalgia navideña con un belén adaptado a sus circunstancias. El nacimiento que han montado los soldados tiene forma de vehículo blindado, sobre el que han colocado unos inhibidores de frecuencia. Cualquier idea es buena para pasar estos días familiares lo mejor posible, pese a que la mayoría de militares aquí aseguran sentirse como en casa, informa la agencia Efe. "Mi actual familia está aquí", comenta el general Casimiro Sanjuán, jefe de la Brigada Este de la Fuerza Interina de la ONU en el Líbano (FINUL), bajo mando español, mientras los soldados decoran un árbol de Navidad y preparan el pesebre. "Trataremos de festejar estas fiestas como si estuviéramos entre los nuestros. No es la primera vez que nos encontramos fuera, y por eso consideramos que los habitantes del sur del Líbano son ahora nuestras familias", asegura Sanjuán. Además, anuncia que en Navidad y Año Nuevo se celebrarán misas en la base de Blat y se han preparado dos cenas con platos típicos que les han enviado de Andalucía, además de la selección de productos ibéricos remitidos por la Junta de Extremadura. Mientras tanto, en la base Miguel Cervantes, los militares españoles, algunos con el gorro de Papá Noel, se afanan en decorar el árbol de Navidad con bolas y guirnaldas. Junto a él, construyen un pesebre con la forma de un pequeño vehículo blindado, de color blanco, en cuyo interior colocaron a San José y a la Virgen con el niño Jesús en brazos. Encima del pesebre izan la bandera de la FINUL, de la ONU y la española e incluso colocan inhibidores, como para no olvidar que están en misión y que tienen que permanecer alerta. A pesar de todo, la soldado Eva Merchán afirma que echa de menos a su familia durante estas fiestas, "que pasaré con los amigos, que creo que compensarán esa ausencia". Merchán expresa su satisfacción "porque hubiese podido ser mucho peor, pero el ambiente que vivimos es festivo. Es la primera vez que estoy en misión en Navidades fuera de mi patria". Por su parte, un lugarteniente, de apellido Sánchez, quien no podrá pasar estas fiestas junto a su esposa, que está embarazada. "Estoy un poco triste por estar lejos de los míos, pero a la vez he podido comprobar muchas cosas positivas aquí, como el buen tiempo, parecido a España, o las relaciones con la gente, que son muy amables, cordiales y cercanas a nosotros". Mientras tanto, otros soldados se dirigen a la entrada de la base donde los lugareños han instalado un mercadillo con objetos típicos de estas fiestas, así como productos del Líbano, para intentar paliar de alguna forma la "morriña" de estos días.