Nueve meses después de que falleciera, sonó el teléfono. Querían fijar una cita para valorar su grado de dependencia y concederle la ayuda que le correspondiera. Pero nunca la podrá ya recibir. Es un caso real. Ocurrido en Extremadura. Pero no es, ni mucho menos, un caso aislado. Solo en este año más de 31.000 solicitantes han fallecido en España sin recibir la ayuda de la dependencia. El problema está en la larga espera del sistema. De media, desde que se solicita la ayuda hasta que la administración responde pasan 426 días en España. En Extremadura hay que esperar todavía 249 días más, ocho meses más. La comunidad es la segunda del país que más tarda en gestionar este derecho: 675 días. 22 meses. Un año y diez meses.

Solo Canarias, con 785 días de espera media, tiene un tiempo superior al de Extremadura. Y solo tres comunidades españolas cumplen con lo que establece la ley, según la cual el plazo entre la solicitud y la concesión o denegación no debería superar los 180 días. Por dejabo de ese tiempo hay dos regiones: Navarra (155 días) y País Vasco (137). Y también cumplen las ciudades autónomas de Ceuta (70 días) y Melilla (170).

MÁS TRANSPARENCIA / Así lo evidencian las nuevas estadísticas del Sistema de la Dependencia publicadas por el Imserso, que por primera vez muestra datos sobre los tiempos de espera del sistema con el objetivo de evaluar la marcha del sistema y analizar posibles mejoras. «Hay que agradecer que hayan hecho un gesto de transparencia», valora José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. A su juicio, el «enorme» retraso en conceder las prestaciones o servicios está motivado por los «sucesivos recortes presupuestarios» que ha sufrido el sistema de dependencia en sus 13 años de existencia y que aún continúan. A esto se suma «el disparatado y proceloso entramado burocrático creado por las diferentes administraciones que, lejos de garantizar el ejercicio de los derechos de la ciudadanía, se convierte en una trampa mortal para el acceso al disfrute de prestaciones y servicios», critica la asociación.

En el caso de Extremadura hay otro problema añadido. «Hace tiempo que venimos diciendo que aquellas comunidades que no han descentralizado la gestión demuestran su ineficiencia en el desarrollo de los procesos y servicios de la dependencia», explica Ramírez. Y este es el caso de la comunidad extremeña. «A Extremadura le afectan los sucesivos recortes pero también al no descentralizar ese procedimiento en los servicios sociales de base municipales se ha generado un entramado burocrático que solo genera retrasos, porque todo se tiene que gestionar desde la administación regional», insiste Ramírez. Y advierte que, aunque en la región se han introducido cambios recientes en la gestión de los procesos con una mayor participación de los trabajadores sociales municipales que elaboran un informe del entorno del solicitante, la situación no va a variar. «Tienen que ser los servicios sociales municipales con un refuerzo de personal de la comunidad quienes gestionen estas ayudas, porque así se hace en otras regiones y se ha demostrado que son más eficientes y mejores que los servicios de Extremadura y Asturias, las dos únicas comunidades donde no existe esa descentralización».

El problema añadido, según la Asociación de Directoras y Gerentes, es que los servicios sociales de base en Extremadura tampoco están bien desarrollados, por eso sería necesario un refuerzo de esos servicios y un cambio de modelo del sistema de dependencia. «Mientras eso no se haga, Extremadura seguirá teniendo un mal puesto en el ranking de la lista de espera de la dependencia». Ramírez insiste en las ventajas de realizar esa descentralización: «sería mucho más fácil que cada Programa Individual de Atención (PIA) lo hiciera directamente el trabajador social del municipio porque nadie conoce mejor cómo es la vida de la persona que solicita la ayuda de la dependencia, sin embargo, en Extremadura se ha generado una estructura paralela de profesionales que tienen que gestionar esos casos que desconocen y que están a decenas de kilómetros de distancia».