Casi la mitad de los propietarios extremeños de viviendas se niegan a alquilar sus pisos a personas inmigrantes. Aunque estos ciudadanos reconocen que este es uno de los principales problemas al que se enfrentan los extranjeros al llegar a Extremadura, insisten en que no alquilarán un inmueble a un inmigrante. Para justificarse ponen excusas como la falta de pago, la suciedad o que las casas son ocupadas por un excesivo número de personas.

Así lo desvela un estudio realizado por la Federación de Municipios y Provincias de Extremadura (Fempex) al amparo del proyecto Inmex, cofinanciado por el Fondo Social Europeo. En este caso se trata de un Estudio de prospección de vivienda que a través de 532 entrevistas analiza la relación entre los pisos de alquiler y la inmigración en Mérida, Almendralejo, Badajoz, Cáceres y Navalmoral de la Mata.

La primera conclusión es la que se refiere a la actitud de los propietarios. De los más de 300 con los que han contactado los técnicos de la Fempex, prácticamente la mitad --el 46,6%-- admite que no va a alquilar sus pisos a inmigrantes.

PREJUICIOS INFUNDADOS El sociólogo César Rubio, técnico de la entidad, explicó que las excusas que dan son "simples prejuicios por comentarios que han escuchado", puesto que casi ninguno había tenido experiencias negativas en este sentido.

En esta línea el estudio concluye que "en Extremadura no hay mucha disponibilidad para alquilar viviendas a personas inmigrantes". Algunos de los encuestados han asegurado incluso que hay "acuerdos internos entre comunidades de vecinos por los que se prohíbe automáticamente el alquiler a cualquier persona inmigrante". La causa de que se adopte esta medida extrema, "el temor a que sus viviendas no se revaloricen en la medida deseada".

Esta actitud repercute, lógicamente, en el problema del acceso a la vivienda por parte de los extranjeros, que ven cómo se agrava un problema ya de por sí estructural debido la escasez de parque inmobiliario para alquiler. En este sentido, cuatro de cada diez inmigrantes aseguran que han tenido dificultades a la hora de encontrar un piso, especialmente en Mérida.

FIANZAS MAS ALTAS Según ellos, los principales escollos con los que se encuentran son los altos precios, la elevada fianza que les piden --según el estudio "para inmigrantes suele ser superior"-- y los prejuicios derivados de su origen. Aún así, señalan que cuanto más tiempo llevan en España menos dificultades se encuentran.

Ante esta situación los ciudadanos extranjeros buscan otros mecanismos alternativos, como evitar el uso de empresas inmobiliarias contactando directamente con los propietarios, realquilar habitaciones a otros inmigrantes o heredar alquileres de otros extranjeros.

Más allá de los estereotipos, el estudio señala que el piso medio ocupado por inmigrantes está habitado en teoría por cuatro personas --los encuestadores sospechan que son más--, cuesta entre 250 y 350 euros, está alquilado en su totalidad --solo el 30% de los inmigrantes alquilan habitaciones-- y está en un estado "aceptable". Por lo que se refiere a este último punto, el 42,17% de los encuestados señala que vive en un piso aceptable, el 29,13% dice que está en buen estado, un 20,43% está "regular", un 4,3% muy bien y un 2,6% se encuentra en mal estado.

Para César rubio, el trabajo de campo demuestra que en Extremadura, al contrario de lo que ocurre en otras comunidades autónomas, "no se puede hablar de pisos patera " con inmigrantes hacinados y pagando alquileres astronómicos.