Tener hijos sin pasar previamente por el juzgado o el altar no solo dejó de verse como algo chocante hace ya tiempo, sino que va camino de convertirse, si no cambia la tendencia, en lo más habitual. Los nacimientos de madre no casada suponen ya en Extremadura casi la mitad de los que se registran. En el 2017, último año completo para el que el Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene cifras, fueron 3.754 de un total de 8.495 (44,2%). La caída de la nupcialidad y el aumento de las uniones de hecho, la progresiva secularización de la sociedad o el acceso a la maternidad en solitario como una opción más son algunos de los factores que han contribuido a que la proporción de los bebés nacidos fuera del matrimonio haya ido creciendo de forma clara en los últimos años.

En 1975, momento en el que arranca la serie de datos del INE, vinieron al mundo 16.287 bebés en la comunidad autónoma, de los que solo 182 (uno de cada noventa) eran de madre no casada. «En los años setenta u ochenta, cuando se les consideraba hijos ilegítimos, era algo casi impensable. A nivel familiar suponía prácticamente una afrenta en un medio con las características de ruralidad como las que tienen nuestros pueblos. Hoy día, en cambio, se le da absoluta normalidad a este tipo de circunstancias», explica Antonio Pérez, profesor de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Extremadura.

Hace varias décadas, estos nacimientos eran casi una anomalía estadística, pero no hace falta retroceder tanto para encontrar situaciones totalmente distintas a la actual. En el 2007, con una cifra de alumbramientos ya similar a la actual en Extremadura (9.981), los que tuvieron lugar sin mediar antes un enlace civil o religioso fueron menos de una cuarta parte (24%). De esta forma, en una década la proporción prácticamente se ha duplicado, gracias fundamentalmente a «los cambios sociológicos que ha experimentado la región en lo que llevamos de este siglo y a la mayor libertad que existe a la hora de decidir casarse o no», apunta Pérez. En este sentido, puntualiza, en muchos casos se sigue tratando «de hijos tenidos en pareja, pero que no han contraído matrimonio».

Extremadura se mueve en unos niveles muy similares a las medias española (46,7%) y de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) (42,7% en el 2016). Dentro de la región, los números varían poco, además, en función del tamaño de la población de la que se trate. La proporción de hijos extramatrimoniales es prácticamente igual en los municipios de menos de diez mil habitantes que en las ciudades que sobrepasan los 50.000.

CAÍDA DE LA NUPCIALIDAD / Lo cierto es que los extremeños cada vez se casan menos. En el año 2000 se superaron los 6.000 enlaces la región entre personas de diferente sexo. En el 2017, fueron 3.980, con lo que el desplome entre ambos años fue de un 34,2%. En esta misma línea, la tasa de nupcialidad —número de matrimonios por cada 1.000 habitantes— ha descendido de forma paulatina desde la entrada del nuevo siglo, partiendo del 5,07 del 2000 hasta caer al 3,28. Y de las parejas que actualmente aún se decantan por formalizar su unión, las que eligen una ceremonia religiosa son una clara minoría. Casi siete de cada diez matrimonios (876 de 1.283) celebrados en la región en el primer semestre del 2018 fueron exclusivamente civiles, por solo 395 oficiados según la religión católica.

IGUALES ANTE LA LEY DESDE EL 81 / Desde que en 1981 el Código Civil eliminó las diferencias entre los niños por el estado civil de sus padres, convirtiéndoles así en iguales ante la ley, las medidas institucionales han ido ayudando también a que el matrimonio deje de ser el principal eje en torno al que gira la vida familiar en España, haciendo posible obtener prestaciones sociales o beneficios fiscales sin obligación de estar casado. «Ya no tienes necesidad de comprometerte con ningún papel para poner en marcha un proyecto de vida», esgrime Antonio Pérez.

No se ha normalizado únicamente el tener hijos fuera del matrimonio. También el que las mujeres decidan hacerlo sin una pareja estable. De las 3.754 madres extremeñas no casadas, más de la mitad (1.898) no tenían en ese momento ninguna unión estable, por 820 que sí la tenían. En los restantes 1.036 casos no constaba cuál era la situación. Dentro del total de quienes no tenían una pareja, las que superaban los treinta años rodaban el 50% (898), lo que también parece apuntar a que en no pocos de estos casos se había decido optar por la maternidad en solitario.