El tren como arma política. Si quien gobierna en Moncloa es del mismo color político, hay templanza; si no, la actitud es más combativa. Ocurre tanto en uno como otro partido. El PSOE y el PP extremeños han convertido las deficiencias del ferrocarril en su propia bandera a conveniencia, hasta tal punto que en un mismo fin de semana hubo dos manifestaciones para pelear por la misma causa: la primera en Madrid, capitaneada por José Antonio Monago, el líder del PP regional; y la segunda en Cáceres, secundada por el Pacto por el Ferrocarril (que ahora forman todos los partidos menos a Podemos, cuyos integrantes acudieron, aseguraron, a título personal). Pero en realidad esa segunda protesta fue fomentada por el PSOE.

¿Por qué esta situación? Se cumplía un año del 18 de noviembre (el 18N), la fecha que ya simboliza en la comunidad la lucha por un tren digno después del éxito de la manifestación en Madrid del 2017, que reunió a miles de personas. Y este año las insoportables incidencias del servicio ferroviario obligaban a salir de nuevo a la calle. Pero en Moncloa ya estaba de presidente Pedro Sánchez, de manera que desde la Junta de Extremadura argumentaron que se podía hacer el mismo ruido desde la región, y se eligió Cáceres como escaparate. Cierto es que se volvieron a reunir miles de manifestantes.

El PP vio la oportunidad de hacer política y atacar a los socialistas extremeños por no querer volver a la Plaza de España madrileña. Y consideraron que debían estar allí. De manera que convocaron la protesta el sábado 17 de noviembre, justo un día antes de la cita en Cáceres. Lograron igualmente éxito de participación.

Pero ese empeño por colocarse detrás de la pancarta no lo tuvieron en 2017, es más, fueron críticos con la iniciativa cuando, efectivamente, quien estaba en Moncloa era Mariano Rajoy. El tren como arma política.