Lo que no son cuentas, son cuentos", afirman al alimón Pedro del Alamo y Fernando Palacios, presidente y director general de Caja Rural de Almendralejo, la cooperativa de crédito más antigua de España y una de las tres con mejor índice de solvencia. Convencida de que los pilares en la gestión de una sociedad son la honestidad y la profesionalidad, la entidad marca distancias con los grandes bancos nacionales en los es habitual maquillar los balances al final de año para contentar a los accionistas.

Es una caja pequeña en Extremadura pero grande en Almendralejo, donde controla el 40% del negocio bancario en una de las poblaciones con más renta de la región. A escasos pasos de su oficina central hay una sucursal de Caixa Galicia. "Todas las entidades vienen abrir aquí porque hay riqueza. El sector del vino mueve mucho dinero. Cada vez que abre alguien, algo nos quita. Nos encanta la competencia, es un acicate", explica el presidente.

Caja Rural de Almendralejo se fundó en 1903 de la mano de Juan Blasco de Gregorio. A esta iniciativa siguieron otras similares por toda España impulsadas por la Ley de Sindicatos Agrícolas de 1906. La entidad ha decidido celebrar su 100º cumpleaños a lo grande. El consejo rector al completo se ha reunido con el presidente Ibarra, este lunes les recibe el gobernador del Banco de España y una exposición en Badajoz recogerá su valiosa colección pictórica. El broche de oro será la inauguración de la nueva sede, en la que se invierten 6 millones de euros.

EL MANEJO DEL TIMON

El timón del barco lo lleva Fernando Palacios pero es Pedro del Alamo quien dice hacia dónde y cuándo hay que torcer. El presidente y los ocho miembros del consejo rector no cobran. Del Alamo (Almendralejo, 1944) es profesor de matemáticas en el instituto del pueblo, tarea que compagina con la presidencia de la caja. Es ingeniero "y del campo", y no duda en remangarse los fines de semana para echar una mano en su finca.

"Vamos a estar todo el año con el centenario y queremos que sea de transición para que nos conozca todo el mundo", explica Pedro del Alamo. La entidad tiene 31 oficinas en 28 poblaciones de Badajoz y prevé abrir cinco más este año en Talavera, Alcuéscar, Calamonte, Alburquerque e Higuera la Real. Los beneficios del 2003 fueron de 2,1 millones de euros (350 millones de pesetas) y los activos crecieron un 38%. Hasta 1975 sólo tenía la sucursal de Almendralejo y desde hace seis años ha abierto cinco más de media anual. "Ahora toca parar y reorganizarse".

El presidente afirma que el secreto de tener la solvencia suficiente como para ser recibidos por el gobernador del Banco de España es "trabajo, ilusión, un consejo rector sin fisuras, un equipo directivo inmejorable y 90 empleados que han respondido cuando ha habido que hacer esfuerzos".

Caja Rural de Almendralejo está decidida a que el 2003 sea su trampolín en un "mercado muy complicado", marcado por la fuerte competencia entre entidades y los bajos tipos de interés (2,75%). "Pero lo que hay que hacer es trabajar y dar calidad en el servicio". Pese a su vocación agraria, la entidad financiera se declara "multisectorial". En el 2001, los depósitos de clientes ascendían a 172,9 millones de euros (28.768 millones de pesetas) y la cartera de créditos sumaba 117,5 millones de euros (19.550 millones de pesetas). El negocio de las dos cajas rurales extremeñas ronda el 6% de los depósitos totales de la comunidad autónoma.

Al salir de clase o en el recreo, Pedro del Alamo llama todos los días a su director general para saber cómo va todo. Termina en el instituto, se marcha a casa a comer y por las tardes acude a la caja. Pero la dimensión creciente de la entidad va necesitando un presidente a tiempo completo.