Seis de cada 10 personas que sufren un cáncer logran superarlo, según el oncólogo José Ramón Germa, que se muestra convencido de que en el futuro se curarán más y mejor. Ese es el objetivo de grupos de investigación que, en todo el mundo, trabajan para conocer en profundidad esta enfermedad --en todas sus variantes--, desarrollar nuevos sistemas de diagnóstico y mejorar el tratamiento y la prevención.

Científicos y equipos investigadores extremeños también han aportado su granito de arena a esta carrera en los últimos años. En marzo del 2008, por ejemplo, se dio a conocer un avance en el que han participado José Augusto García Agúndez y Angel Carracedo, investigadores de la Uex. Concretamente, en colaboración con compañeros de Galicia, Madrid, Barcelona y Londres, descubrieron que existe una asociación inequívoca entre el cáncer colorrectal y dos regiones concretas del genoma humano. Esto ha abierto nuevas puertas al diagnóstico y la prevención de este tipo de tumores, que en uno de cada cuatro casos tienen un origen hereditario.

También trabaja en la lucha contra el cáncer Pedro Fernández Salguero, del departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Genética de la universidad extremeña. En su caso los estudios se han centrado en el papel preventivo que pueden tener algunas moléculas y componentes de alimentos (como el resveratrol de las uvas) o en la búsqueda de alteraciones que disparan el proceso de desarrollo del tumor.

Pero si hay un trabajo que ha tenido repercusión en la escena científica internacional ese fue el de María Domínguez, nacida en Alcántara en 1965 e investigadora del Instituto de Neurociencias del CSIC en Alicante. Ha descubierto la existencia de nexos entre las dos grandes causas genéticas del cáncer humano, lo que permite iniciar nuevas vías para mejorar la lucha contra cánceres que progresan rápidamente, como las leucemias agudas. Y lo más curioso: lo ha logrado investigando con moscas.

Avances que no cuajaron

También fue un avance el de Tecnodiag Médica, una empresa nacida en el seno de la Uex que confeccionó un método de diagnóstico precoz que permitía la detección del cáncer de mama en estados muy iniciales. Para ello aplicaron un sistema de análisis de mamografías y senógrafos digitales con el que detectaban las calcificaciones --inapreciables para el ojo humano-- que están en el origen de este tipo de tumores.

La tecnología fue bautizada como Diprecam --inicialmente fue Mammodiag-- e incluso se implantó un protipo en el Hospital de Mérida. "Los médicos que lo probaron estaban muy satisfechos", explica Francisco Javier López Aligué, promotor y catedrático de Electrónica de la Uex ahora prejubilado. La falta de demanda --no comercializaron ni uno-- provocó la retirada del apoyo institucional y el cierre de la empresa. Ahora López Aligué busca en la comunidad científica madrileña lo que no terminó de encontrar en Extremadura: apoyos para recuperar el proyecto.