Uno de los entretenimientos del grupo de expedicionarios con el que realicé el viaje hacia la base antártica Gabriel de Castilla consistía en leer el número especial de este año de la revista National Geographic, titulado Antártida, la última frontera . En él se dedica un apartado especial a la isla Decepción y a sus investigadores.

Durante el viaje, saber que pronto no sólo tendríamos la oportunidad de conocer de primera mano los proyectos y los protagonistas de esas páginas, sino que incluso conviviríamos con ellos, era cuando menos emocionante. También nos parecía una experiencia impagable ver de cerca el mundo científico y algunos de los planes de investigación que se desarrollan tan lejos de España. Nos ilusionaba conocer los métodos de trabajo de los científicos, ver cómo funciona con ellos la logística militar y acompañarlos en sus trabajos de campo.

En estos momentos se trabaja en isla Decepción en tres campos de investigación: la biología, la geodesia y la vulcanología. Son proyectos que, coordinados por el Consejo Superior de Investigación Científica, se desarrollan en la base que el Ejército de Tierra mantiene en la Antártida.

MUCHOS INVESTIGADORES

De decenas puede hablarse ya con respecto a los investigadores que han pasado en los últimos catorce años por esta base, procedentes de distintas universidades españolas. Entre los militares y los civiles hay algunos que, definidos como veteranos antárticos, han tenido la suerte de repetir estancia en diferentes campañas y dan a la base una aportación especial.

Durante esta campaña varios veteranos antárticos coinciden en la base. El salto al continente para ampliar sus estudios les bulle por la cabeza y da lugar a interesantes tertulias. Jesús Ibáñez, investigador principal del proyecto de vulcanología, está muy ligado a isla Decepción y su volcán y goza de un gran reconocimiento en los todos foros científicos internacionales.

De todos los proyectos que se llevan a cabo quizá el que más llama la atención al profano, por su gran estética, sea el de los biólogos. Estudian al pingüino barbijo y a uno de sus principales depredadores, el págalo o escua. De ambos hay una buena muestra en la isla. El grupo lo forman tres biólogos, dos del Museo de Ciencias Naturales de Madrid y uno de la Universidad de Granada. Cada mañana parten de la base y realizan una costosa travesía hasta una pingüinera que está a una hora de camino con buen tiempo.

Los biólogos permanecen varios días acampados en la pingüinera, porque su trabajo requiere una observación de las colonias de 24 horas. El jefe de la base, el capitán médico y el oficial de logística los visitan a diario, suministran víveres y revisan el campamento montado para ellos.

El otro campamento, el de la expedición en la que han participado los extremeños José Camacho, técnico en mantenimiento de bases antárticas, Manuel Barrolo, investigador, y Antonio García, militar, debe recoger sus cosas para dejar isla Decepción y regresar a España.