Brasil ha decretado un cierre comercial para proteger al país de una plaga originaria de Europa y eso amenaza con dejar varada el 30% de la cosecha de la ciruela extremeña, que tiene al país suramericano uno de sus principales clientes internacionales. La decisión ha pillado por sorpresa a los productores y centrales de fruta de la región, cuando estaba a punto de comenzar la recolección y con un margen de aplicación tan estrecho que no ha habido opción de buscar vías de solución antes de que empiecen a cogerse las piezas con destino a Brasil. Extremadura envía alrededor de un millar de contenedores a este país cada año.

Las autoridades brasileñas decidieron el pasado día 14 de mayo cerrar las importaciones de ciruela de otros países europeos para evitar la entrada de la plaga lobesia botrana (conocida también como polilla del racimo de la vid) que no causa ningún daño en la ciruela pero puede afectar de forma grave a las zonas de viñedos. La plaga no está presente en Extremadura, tqal y como defienden desde Afruex, pero esa larva sí es endémica en Europa y ahí parece estar la razón del cierre que ha entrado en vigor el pasado 1 de junio.

Muchas dudas

Con esa medida, Extremadura no puede enviar ningún contenedor ahora a Brasil y eso plantea muchas dudas en una campaña que partía con muy buenas perspectivas aun con un recorte de producción que no se veía mal, teniendo en cuanta la saturación que el exceso de producción ha causado otros años y sus efectos sobre el precio. En estos momentos, las cotización del precio es positiva en la fruta de hueso en general.

«Tenemos una ‘espada de Damocles’ importante. Pero esperamos que se pueda encontrar una solución», asevera el gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex), Miguel Ángel Gómez.

Los gobiernos de España y Brasil han iniciado ya contactos bilaterales y también está al tanto de la situación el embajador español en ese país, en busca de un acuerdo que permita mantener el flujo comercial como hasta ahora y dar salida a la ciruela que se está recolectando ya.

La decisión se Brasil se debe a un cambio normativo que parece que no está relacionado con un afán proteccionista por parte del gobierno de Bolsonaro, al menos en cuanto al mercado de ciruela: al estar en el hemisferio sur, las producciones de ciruela de Brasil y Europa se complementan. Ahora mismo allí están llegando al invierno y por tanto no hay producción de ciruela y en los meses de invierno en Europa son ellos los que están produciendo ciruela y enviándola al continente. Con eso, el país suramericano es el principal cliente internacional de la ciruela extremeña y allí se envían un millar de contenedores cada año. La parte negativa, es que la producción extremeña tiene también un enorme dependencia de este cliente.

Pocas alternativas. Con la campaña ya en marcha, la mejor alternativa pasa por alcanzar un acuerdo que permita mantener el comercio con Brasil. «Se puede buscar otro mercado. Pero vas saturarlo y eso va a provocar una bajada de precios exponencial que no beneficia a nadie», razona Gómez.

Más de un millón de jornales

La recogida de la fruta de hueso activa la principal campaña agrícola de la región, con más de cinco millones de jornales entre mayo y septiembre, de los que un millón y medio corresponden a l recogida de la ciruela. Junto con la ciruela y la cereza, que fueron las primeras en empezar, ya están a pleno rendimiento también la recogida del melocotón y la nectarina, donde Extremadura también resalta.

La perspectiva de producción para este año rondaba las 230.000 toneladas de fruta, algo menos que el año pasado (en torno a un 20%) por los arranques que se produjeron (unas 2.300 hectáreas) debido a la baja rentabilidad de la fruta. También ha influido en la reducción los daños ocasionados en algunas zonas por los aguaceros y tormentas de los meses de abril y mayo. De esas 230.000 toneladas, unas 75.000 corresponden a ciruelas.

La bajada de la producción que se prevé en Extremadura está en línea a lo que se prevé en otros países y zonas productoras. En la región en todo caso, se arrancaron el año 2.300 hectáreas de frutales y el sector está evaluando las alternativas de reconversión para mejorar la rentabilidad.