Siguen pasando los días y la incertidumbre se hace aún mayor. Manuela Chavero Valiente desapareció enigmáticamente de su domicilio familiar la madrugada del cuatro al cinco de julio. Se cumplen ya cinco meses de esa fatídica fecha y desde entonces no hay momento de cada día en el que familiares, amigos, vecinos y prácticamente toda la sociedad extremeña siga preguntándose, ¿Dónde está Manuela? Esta angustiosa espera, unida a lo inexplicable de un caso insólito y extraordinario, alimenta el permanente interrogante.

Han transcurrido más de ciento cincuenta angustiosos días de búsqueda y la familia de Manuela no se rinde. Mientras tanto el tranquilo pueblo de Monesterio permanece unido y mantiene viva la esperanza de un resultado feliz que aclare definitivamente este extraño episodio.

La semana pasada, Emilia, Carlos y José; hermanos y cuñado, de Manuela, se trasladaban hasta Zafra, para entrevistarse directamente con los máximos responsables de los órganos policial y judicial, encargados de la investigación del caso. La familia quiere saber. «Salimos satisfechos de ambas reuniones», explica José Moreno. «Están trabajando mucho y las investigaciones están muy avanzadas», ha manifestado el cuñado de la desaparecida. Aunque , «queríamos algo más»; se lamente José, sabedor de la importancia del hermetismo al que siguen sometidas las investigaciones, motivado por el secreto de sumario, que limita cualquier tipo de revelación de datos sobre el proceso.

A las reuniones del pasado miércoles se sumará una próxima cita en la Delegación del Gobierno. La familia, dice Moreno, «vamos a solicitar una reunión con Cristina Herrera para conocer aquellas informaciones de las que pudiera disponer».

En este doloroso contexto, incluso para quienes están viviendo en primera persona esta atormentada situación se hace imposible poder explicar sus sentimientos. Su vida se detiene en un duelo constante y una espera angustiosa. «Esto hay que vivirlo. Es una situación que no le deseo a nadie», exclama Moreno. Se aproximan las fiestas de Navidad. La familia de Manuela Chavero espera que ésta no sea una Navidad triste, sino todo lo contrario, la del reencuentro y el abrazo con quien nunca debió haber desaparecido de su hogar.