El graderío repleto, la bandeja colapsada, Pintores abarrotado, las escalinatas del Arco de la Estrella a rebosar... La Semana Santa cacereña se despidió ayer igual que comenzó hace ocho días, con largas hileras de público en los cortejos penitenciales y numerosa participación cofrade. Alrededor de 5.000 cacereños y turistas llenaron ayer la plaza Mayor y aledaños para presenciar el último desfile y uno de los momentos más singulares de la Pasión cacereña: el encuentro entre la Virgen y Cristo Resucitado, cuando el recogimiento de las jornadas precedentes deja paso a una ovación multitudinaria.

La procesión, a hombros de la Ilustre y Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro, salió de su ermita a mediodía. Los hermanos cambiaron sus atuendos enlutados por túnicas blancas, y las tristes marchas de la Pasión dejaron paso a los alegres acordes de las bandas procesionales, que rompieron el silencio de Santa Clara.

La imagen de Cristo Resucitado, con la bandera del triunfo ante la muerte, se dirigió hacia la puerta de Mérida, adarves y Arco de la Estrella en su camino hacia la plaza Mayor, escoltada por la banda del Humilladero y portada por 16 hermanos. La Virgen de la Alegría, con largo manto marfil bordado y corona dorada, tomó el camino de Hornos, Gallegos y San Juan hasta la plaza, a hombros de 22 hermanos y rodeada por numerosas mantillas blancas con ramos de flores. Le seguía la Banda Municipal.

EL ACERCAMIENTO Cuando Cristo Resucitado pasó bajo el Arco de la Estrella, la Virgen ya rodeaba la bandeja central y miles de personas seguían atentas los dos cortejos. A la una en punto las dos imágenes ya estaban en ambos extremos de la plaza y comenzaban su tradicional acercamiento, despacio, en silencio, sin horquillas ni música. Sólo órdenes precisas de los jefes de paso. Apenas unos metros, unos centímetros... "¡Arriba", gritó un cofrade, y ambos pasos fueron alzados a pulso para celebrar el encuentro. Decenas de cohetes salieron de la torre del Bujaco a modo de salvas, repicaron las campanas, volaron las palomas y la multitud rompió en aplausos. "Raro, curioso, muy emotivo",