Insobornable es un adjetivo que no puede decirse que se aplique a un gran número de directores de cine actuales. Los hay que están dentro del sistema (Hollywood) y emplean sus armas independientes dentro de unos esquemas que les permitan obtener los suficientes beneficios para poder repetir. A otros (los insobornables), los beneficios les dan igual. No cabe la planificación de historias y personajes según la posibilidad de atraer a un mayor o menor número de gentes. Todd Solonzd es uno de esos insobornables, así que ver algunas de sus películas en Cáceres y Plasencia durante este mes no deja de ser una noticia destacada en el panorama cultural extremeño. El ciclo que le dedica Caja Extremadura ha programado cuatro títulos, de los que hoy se exhibe el último, ´Palíndromos´, rodada en el 2004. Sería una mala idea que la entidad de ahorros, que habitualmente proyectaba cine en celuloide, hubiera decidido mostrar las películas con un proyector de vídeo, que ofrece una calidad deficiente, como ocurrió con ´Storytellers´, la tercera película de este ciclo. En ´Palíndromos´, Solonzd transita de nuevo por territorios nada complacientes al narrar las vicisitudes de una niña de 12 años que quiere ser madre.