El impagable ciclo que Caja de Extremadura dedica a uno de los grandes directores norteamericanos del siglo XX permite armar de argumentos a quienes reclaman un cine arriesgado, humano y esencial, sin efectismos, con ideas. Para quienes aspiren a convertirse en directores o simples espectadores críticos, la visión de las películas de John Cassavetes debería ser un motivo de reflexión interesante. Los agitadores daneses del movimiento Dogma, por ejemplo, no hacían más que poner al día enseñanzas del autor de Faces. La proyección de Una mujer bajo influencia deja bien sentadas un par de cuestiones: 1) que Gena Rowlands lleva a cabo una de las interpretaciones de referencia en toda la historia del cine; 2) que los sentimientos son el territorio de Cassavetes. La mujer es Rowlands, madre de familia afectada por la enfermedad mental. Su desequilibrio pone a prueba el equilibrio del resto del grupo. Y la película es esto: un vaivén de las relaciones familiares en las que la resistencia del amor es puesta a prueba.