Los paraguas de los extremeños tendrán que acostumbrarse a trabajar sólo durante cuatro meses al año. Un trabajo corto pero muy intenso, ya que los expertos aseguran que el clima que padecerá la región en un futuro estará marcado por un periodo húmedo en el que se registrarán lluvias más violentas que las actuales --las cuales podrían provocar inundaciones-- y que estará seguido de otro de meses con total sequía.

Del estudio de la variabilidad interanual de las precipitaciones acumuladas en Extremadura se desprende que las lluvias no aumentan, pero se polarizan, concentrándose en los meses de noviembre a febrero, mientras que el resto del año el clima será seco de abril y septiembre y habrá algunas precipitaciones en marzo, abril, mayo y octubre.

Estos son algunos de los datos que ofreció ayer el director del Centro Meteorológico Territorial de Extremadura, Adolfo Marroquín, quien participó en unas jornadas celebradas en la Escuela Politécnica de Cáceres sobre Riesgos de inundaciones en Extremadura .

UNA REGION DE CONTRASTES

Extremadura es una zona con un fuerte contraste de climas, "particularmente sensible a cualquier fenómeno de variaciones interanuales de precipitaciones", según Marroquín, que sostiene que los datos que existen reflejan un incremento del calor tanto en verano como en invierno.

Los datos que maneja el centro meteorológico extremeño se remontan a 1908 en la provincia cacereña y a 1868 en la pacense e indican que en la región se han intercalado periodos de importantes precipitaciones y años de intensa sequía.

"Tras observar estas series se puede asegurar que no existen tendencias o periodicidades", según Marroquín, pero sí se aprecia un curioso fenómeno, que los periodos húmedos en Extremadura se prolongan durante tres o cuatro años y que las sequías no duran más de tres, aunque pueden darse dos periodos seguidos de tres años de sequía, como ya ha ocurrido en la provincia pacense.