Juan Pedro Domínguez se enfrenta a su primera legislatura en la Asamblea, que compagina con su labor de diputado y de agricultor y ganadero. Afirma que le apasiona trabajar en los temas de medio ambiente y asegura que su principal apoyo es su familia.

--¿Por qué decidió dedicarse a la política?

--Entré en este mundo hacia el año 95 guiado por mi inquietud por mejorar la realidad del pueblo en el que vivo, Deleitosa.

--¿Cómo llegó a la Asamblea?

--Llegué fruto del pacto que firmaron el PP y mi partido, Extremadura Unida, que me designó como diputado. Esta es mi primera legislatura.

--¿Y qué tal la está llevando?

--Bueno, la política en la Asamblea es muy distinta a la local. Aquí es como más general, tienes unas funciones designadas y es muy enriquecedora porque te da la oportunidad de llegar a más gente. La verdad es que hay mucho desconocimiento por parte de la sociedad, que no llega a ver la importante labor que hay detrás de cada iniciativa política. Es algo apasionante, y mucho más en esta época, en la que tienes la oportunidad de emplearte a fondo para aliviar la situación.

--¿Qué ha aprendido aquí?

--La importancia del compañerismo: te relacionas dejando atrás lo superfluo y quedándote con las cosas de que verdad importan.

--Y las críticas, ¿qué tal las lleva?

--A veces duelen un poquito, porque la gente lo que no sabe es que la vida de los políticos es muy sacrificada. Es cierto que cobramos bien, muchas veces a costa de nuestra familia, porque detrás de una intervención de 15 minutos hay mucho trabajo, y ese tiempo extra se lo robamos a ellos. No obstante, esto no es un campo cerrado y yo animo a los jóvenes a que prueben a dedicarse a la política.

--¿Repetiría la experiencia?

--Todavía falta tiempo para las elecciones y en esta decisión me influye tanto el partido como mi familia. El precio es alto, pero la satisfacciones alcanzadas, también.