El coche eléctrico como moderna y ecológica alternativa a la contaminante y pesada industria del motor de combustión no termina de cuajar en la mentalidad de los extremeños. Ya sea por falta de inversión en infraestructura, iniciativa o existencia de un flujo de información fiable, este tipo de vehículos no encuentra su lugar en una sociedad poco concienciada con los problemas del cambio climático.

La cuota de mercado de coches eléctricos en la región se sitúa muy por debajo de la media española, que a su vez es de las más bajas de Europa. Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), por cada 10.000 coches matriculados en España, se adquieren 22 eléctricos puros. En Extremadura la estadística de Faconauto concluye que en 2017, de 14.453 turismos vendidos, tan solo 9 son eléctricos, lo que se traduce en una cuota de mercado del 0,061%. Ambas cifras muy lejos de la media Europea, que se sitúa ya en un 1,7 por ciento.

Son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de adquirir un vehículo de este tipo.

la batería, esa gran pega / La recarga de la batería es el gran inconveniente del coche eléctrico. En España hay 2.476 puntos de uso público según el portal Electromaps.com. Solo 82 de estos puntos son de recarga rápida, esto es, que permiten recuperar un 80% de la batería en 20 minutos. Extremadura cuenta con 54 repartidos por la región, si bien ya están en marcha distintas iniciativas para mejorar el mapa de puntos de recarga. Sin ir más lejos, el día 24 de este mes la Diputación de Badajoz presenta el proyecto de Electrolineras de la provincia. Una inversión de más de 1 millón de euros para instalar un punto de carga por cada 35 kilómetros. Otros proyectos que avanzan en el mismo sentido, apoyados también por las instituciones públicas son: la creación de una fábrica de cargadores rápidos en Mérida, parte del plan que desarrolla el conglomerado de empresas CAR-EX; la propuesta de la empresa Emú de construir un Centro de Servicios para la Movilidad con varios de estos puntos; o Urbansol, una iniciativa de la Junta en colaboración con Tesla para la instalación de puntos de recarga en las ciudades más importantes de Extremadura y del Alentejo portugués. Todo ello debe servir para acercar la infraestructura a lo estipulado en la directiva 2014/94 de la Unión Europea, que recomienda un número de puntos de recarga de uno por cada diez coches.

Extremadura se enfrenta a un gasto importante en materia de infraestructura para este tipo de transporte. Como ejemplo precedente cabe recordar el fracaso del Plan del Coche Eléctrico desarrollado en Castilla y León: tras una inversión cercana a los 75 millones de euros para impulsar esta infraestructura y una gran cantidad de proyectos empresariales relacionados, la población adoleció de lo que desde la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles Turismos y Camiones (Anfac) tildan de «miedo psicológico» así como de «desconocimiento de las bondades de estos motores», hecho que se tradujo en una cifra de ventas muy por debajo de las expectativas.

La autonomía del vehículo impulsado por electricidad está directamente relacionada con la infraestructura existente y es otra de las preocupaciones del consumidor. Los primeros modelos de batería de iones de litio (la usada en la actualidad) no superaban, por lo general, los 160 kilómetros de autonomía. Hoy en día se comercializan de manera normalizada vehículos que superan los 400 kilómetros, eso sí, son algo más caros que los de motor de combustión. La alta demanda de baterías provoca que los precios se inflen, un problema que se verá subsanado en un futuro próximo. Los grandes proveedores esperan reducir el precio actual del kilowatio-hora de 315 a 220 euros para 2025, y los fabricantes se centran en optimizar la autonomía. La empresa Fisker promete desarrollar en menos 5 años modelos de 800 kilómetros de autonomía con recargas de un minuto.

INDUDABLE VENTAJA / A pesar de todo el vehículo de motor cien por cien eléctrico aúna diferentes ventajas que lo hacen una alternativa seria. Según datos de AUVE hay más 12.000 usuarios en España. Además de su comodidad en la conducción, es indudable que (con alguna excepción por coste ecológico de producción) la opción eléctrica revierte positivamente en el medio ambiente. Estos coches no emiten gases contaminantes, son limpios cien por cien así como ideales para reducir la contaminación acústica en las ciudades. A lo largo de su vida útil, precisan de un mantenimiento casi inexistente ya que tienen muy pocos elementos en movimiento expuestos al desgaste. Sin cambio de marchas ni motor tradicional, el paso por el taller quedará reducido al chequeo del estado de las baterías y del motor eléctrico.

Es importante valorar también la cantidad de ventajas y facilidades económicas que la administración ofrece a los usuarios de este tipo de vehículos. Hasta un 75% de bonificación en el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica, peajes gratuitos en varias comunidades, tarifas y espacios especiales de aparcamiento público, el uso exclusivo de carril Bus/VAO y la más importante: incentivos y financiación para su compra. El Plan Movea 2018 está dotado con 50 millones de euros destinados a particulares, autónomos, PYMES, empresas y administraciones públicas, al que se une una partida de 16,6 millones: el Plan VEA. El año pasado este tipo de ayudas dotaba a cada comprados de 5.500 euros más 1.000 para la instalación de un punto de recarga particular. Pero, ¿es rentable el coche eléctrico a largo plazo?

Según un estudio comparativo realizado en abril por la página movilidadeléctrica.com entre un Renault Zoe y un Renault Clio Zen Energy, la diferencia de precio en 10 años es más de 4.000 euros con un ahorro de emisiones de 15 Toneladas de CO2 a favor del Renault Zoe, todo ello sin tener en cuenta la variación del precio de combustible o las visitas al mecánico.

Con toda esta información será más fácil decidir a la hora de comprar un coche nuevo. Por lo pronto la tendencia alcista indica que el coche eléctrico es el futuro. En Extremadura la venta de este tipo de vehículos en el año 2017 registró una subida porcentual respecto a 2016.