Tiene dos niñas y "si tuviera tiempo y dinero" volvería a aumentar la familia que ella sola ha formado. Carmina García, pacense de 51 años, tenía claro que quería adoptar y que no lo haría en el país, "porque hay que esperar mucho tiempo. Conozco casos de hasta 10 y 12 años". Entonces comenzó su pericia internacional.

Tras desilusionarse por no poder adoptar en China por los escrupulosos requisitos --"me dijeron que si había alguien interesado con carrera estaría por delante de mí", recuerda-- y las trabas que encontró aquí --"a la Junta no le interesa mucho que se adopte en China, hay saturación de peticiones y se tienen que hacer cargo ellos de los seguimientos de los niños, mientras en otros países los hacen las agencias de adopción-- se decantó por Rusia. Hasta allí viajó en varias ocasiones hasta que trajo a su hija Nadia, con siete años. Pero ya había vivido la experiencia de ser madre. Acogió 13 meses a una pequeña saharaui que necesitaba venir a España porque es celiaca. La niña volvió a su país pero hace dos años que vino a Badajoz y vive con Carmina y Nadia en régimen de acogimiento.

Nadia tiene ahora 11 años y Nueha 10 y se llevan como cualquier hermanas, pero "los primeros meses de convivencia fue una batalla de celos". Superadas las trabas, son una familia monoparental feliz que se ha formado con ilusión y valentía. "Coger a tu hija por primera vez es muy emocionante tras meses de espera".