Según apunta José María Uría, el archivo fotográfico que aglutinaba más de 1.600 negativos perteneció en un primer momento a la Fototipia Thomas. La empresa que fundó Josep Tomás i Bigas en 1880 estuvo acomodada primero en un edificio construido a petición del industrial en la Gran Vía y más tarde en la calle Mallorca y se dedicó a materializar imágenes en libros y revistas --en este caso postales-- hasta que cerró después de más de cincuenta años de actividad. Fue entonces cuando los fondos fueron a parar a un marchante que vendía las piezas por internet una por una hasta que la fundación Anastasio de Gracia decidió recuperarlas para digitalizarlas y ponerlas a disposición virtual de los usuarios.