Alegría, sorpresa y satisfacción. La alegría de saber que ninguna mujer tendrá limitaciones para poder tener hijos, la sorpresa de un anuncio que pilla en medio de una campaña de protesta contra el decreto nacional y la satisfacción de que sea Extremadura de las primeras en dar un paso al frente ante una medida discriminatoria para el colectivo de lesbianas y las mujeres que eligen ser madres solteras.

Estas tres palabras resumen el efecto que ha tenido el anuncio del presidente extremeño José Antonio Monago, que adelantando unas horas por la Cadena Ser, confirmaba anoche tras la entrega de las Medallas Extremadura que la región financiará los tratamientos de fertilidad a las mujeres excluidas en el decreto que prepara la ministra Ana Mato, que son aquellas que carecen de problemas de esterilidad, madres solteras y lesbianas.

Los colectivos homosexuales de la región aplauden que Extremadura tome la iniciativa, pero recuerdan que no se trata de un regalo, sino de un derecho ciudadano que se veía cercenado por el Estado, y exigen que se haga extensible al resto de comunidad, para evitar la exclusión. La responsable del área de Familia de Extremadura Entiende, Sisí Cáceres, reconoce que se trata de un derecho fundamental que hasta ahora estaba siendo cubierto apelando al resquicio de la esterilidad que estipula la ley. "Nos hemos ido colando por ahí, pero lo que de verdad esperamos es que ese decreto incluya con palabras el derecho de todas las mujeres sin excepción a someterse a los tratamientos de fertilidad, sin necesidad de triquiñuelas", cuenta Cáceres, orgullosa de que sea Extremadura la que de un paso al frente en el país.

El mantenimiento de este servicio facilitará, según esta asociación, la visibilidad de la diversidad familiar. "Tus hijos al final te hacen salir del armario y es muy positivo que se vaya viendo esa normalidad", cuenta.

En la misma línea se expresa José María Núñez, presidente de la Fundación Triángulo, que hasta en dos ocasiones había solicitado al Gobierno regional que no acatara el decreto aprobado por la ministra de Sanidad. "No esperábamos que iba a ser tan rápido". Su valoración no puede ser más que positiva, porque la restricción nacional supone una clara "discriminación", pero señala que este reconocimiento es un derecho de las mujeres, no un regalo y espera que la Junta de Extremadura defienda a nivel nacional la misma postura para lograr para la pretensión del Ministerio de Sanidad. Núñez indica que los tratamientos no suponen un alto desembolso económico para la sanidad pública y si ese fuera el problema, la solución no sería vetar a solteras y lesbianas, sino establece unos criterios iguales para todas las mujeres, como por ejemplo la renta, "pero que no haya diferencias por la orientación sexual de las personas, ni ningún otro criterio de este tipo".

Igual de satisfechas se han mostrado los colectivos femeninos, como la Asociación Malvaluna, que pendiente de conocer los detalles, alaba la decisión del Gobierno extremeño. "Es una cuestión de justicia, un derecho social, no es ningún favor a las mujeres reconocen.