Que los profesionales sanitarios puedan negarse a la pretensión de una persona de decidir que quiere ayuda para acabar con su vida. Es la cuestión que los colegios de médicos extremeños piden que se tenga en cuenta en el articulado de la ley de eutanasia que ayer salvó su primer trámite en el Congreso de los Diputados (se aprobó iniciar su desarrollo) y que ahora comenzará la tramitación. Los presidentes colegiales de Badajoz y Cáceres reiteraron que respetarán lo que se acuerde en el parlamento, aunque quieren que la normativa permita a los médicos no intervenir (tal y como sucede ahora en España, por ejemplo con la ley del aborto) y critican que se haya iniciado el debate un haber buscado un consenso previo.

«Aceptaremos lo que diga el parlamento español. Pero nuestra función es el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades, que hoy llega hasta los cuidados paliativos», defiende el presidente de la organización colegial en Cáceres, Carlos Arjona, quien reivindica en todo caso el derecho de los profesionales médicos a acogerse a la objeción de conciencia «tal y como sucede en otras leyes como la del aborto».

PALIATIVOS / «Nosotros estamos a favor de que haya un sistema potente de cuidados paliativos», insiste. No rechaza de momento el texto de forma taxativa a la espera de conocer al detalle el articulado que se plantea sacar adelante y las modificaciones que tiene en el transcurso de la tramitación, aunque sí se opone a una ley de eutanasia abierta tal y como existe, por ejemplo, en Bélgica. «No estamos de acuerdo en ningún caso con que se puedan contemplar cuestiones como que una persona decida que no quiere vivir, porque tiene una depresión al final de su vida», sostiene. «Nosotros estamos para dar vida, no para quitarla», opina el representante de los médicos cacereños.

En Extremadura no hay ninguna normativa que regule el derecho a morir, aunque desde hace más de una década sí existe el registro de expresión anticipada de voluntades (conocido como testamento vital), que hasta el año pasado habían cumplimentado unas 2.200 personas, según los datos del SES. En ese documento, una persona puede recoger qué tratamientos y cuidados médicos quieren recibir y cuáles no en el caso de que se llegue a una situación en la que, ya sea por una enfermedad o a causa de un accidente, no sea posible expresar esta determinación personalmente. Extremadura es la región en la que menos personas han realizado ese trámite y esa es una cuestión que sí piden los médicos que se aborde.

«SE TRIVIALIZA» /«En 37 años como médico nadie me ha pedido morir, me ha pedido que le quite el dolor. Nadie quiere morir», afirma el presidente del Colegio Médicos de Badajoz, Pedro Hidalgo, que considera que «se está trivializando la eutanasia y se habla de muerte digna cuando la muerte no es digna nunca, es muerte, y lo digno es vivir».

Hidalgo se muestra muy crítico con el debate que se ha abierto por parte del Gobierno «porque se ha hecho sin buscar el consenso, burlando al consejo de bioética y a los colegios de médicos», afirma.

El portavoz de los médicos pacenses reivindica también para los facultativos «la objeción de conciencia» en el caso de que la ley salga adelante y no comparte el planteamiento del texto, puesto que a su juicio va en contra de lo que significa ser médico: «un médico está para ayudar a vivir, no para ayudar a morir», reclama. Excluye de eso la opción que ya se contempla en los cuidados paliativos con la sedación, «para aquellos casos en la que el paciente está sufriendo».

Hidalgo también incide por eso en que la idea de que hay que potenciar los cuidados paliativos: «abordar una ley de cuidados paliativos, extender su aplicación a todos los hospitales y dotarlos de herramientas y medios suficientes para que se puedan llevar a cabo». También pide que se promueva la cultura del conocido como ‘testamento vital’, para que una persona pueda decidir «cómo quiere que actúe un médico».