Cinco minutos antes de las ocho de la tarde del pasado martes se desconectó de la red eléctrica la unidad I de la Central Nuclear de Almaraz (CNA) con el fin de efectuar los trabajos de cambio de combustible en este reactor, que se prolongarán durante 24 días, hasta el próximo 8 de mayo. Estas labores eran parte de la parada de recarga que estaba programada para finales de marzo, pero que no pudo llevarse a cabo a causa de la crisis sanitaria del covid-19.

Unos 250 trabajadores de empresas contratistas, distribuidos por turnos, se incorporarán a lo largo de las próximas semanas a la actividad de la planta. Se trata del «personal mínimo esencial para ejecutar los trabajos programados», se afirmó ayer desde la CNA a través de un comunicado de prensa. En él se incidió en que «para este periodo se han reforzado las medidas de protección y prevención ya adoptadas con motivo del covid-19 con el objetivo de garantizar la seguridad», tanto de los profesionales como de la central, «una infraestructura crítica que durante el estado de alarma continúa garantizando un servicio esencial como es el suministro eléctrico al país, gracias al trabajo de sus profesionales». En total, habrá unos 650 trabajadores en cada uno de los dos turnos.

Entre las medidas preventivas que se han implantado para minimizar las posibilidades de contagio está la del confinamiento previo de los profesionales que se incorporan, a los que previamente se les han preasignado alojamientos lejos de los núcleos urbanos. Además, diariamente se controlará la temperatura a través de cámaras térmicas a los empleados, con el fin de que todos aquellos que superen los 37,3 grados no puedan acceder a la instalación. Igualmente, se realizarán test rápidos al personal que provenga de zonas de riesgo.

«Adicionalmente a lo recomendado por las autoridades sanitarias, la Central de Almaraz distribuye mascarillas de barrera a todas las personas que acceden a la instalación y ha establecido el uso de mascarilla FFP2 para los trabajos en los que no es posible mantener la distancia de dos metros y en zona controlada», se remarcó en la mencionada nota. En los trabajos en los que sí sea posible mantener ese espacio de seguridad, se ha establecido el uso de pantalla facial.

Asimismo, se han limitado los aforos en las zonas compartidas, y se ha optimizado la presencia en la central a través de grupos de trabajo en turnos y escalonamiento de acceso a la instalación con la apertura de nuevos puntos de entrada.

Este paquete de acciones «se suma a las ya adoptadas por Centrales Nucleares Almaraz-Trillo (CNAT) con motivo del covid- 19, adicionales a las establecidas por las autoridades sanitarias y las Administraciones Públicas y en línea con las implantadas por otras centrales nucleares europeas», se esgrime desde la planta cacereña, que también añade que de todas estas acciones se ha informado» «puntualmente» al Consejo de Seguridad Nuclear. También «a las administraciones autonómicas y locales y autoridades sanitarias con quienes se mantiene contacto permanente».

En cuanto al resto de trabajos que estaban programados dentro de la parada de recarga, la número 27 de la unidad 1, en la que iban a tomar parte más de dos mil personas, se ejecutarán «cuando las condiciones generales del país lo permitan», se informó.

Por otro lado, la unidad 2, que sigue en operación normal estos días, se ‘bunkerizará’ mientras duren los trabajos de cambio de combustible en el otro reactor, de manera que se independizará completamente su funcionamiento. Para ello, se han establecido medidas de separación física como mamparas, de forma que se impida el contacto entre los trabajadores de ambas unidades.