El microchip es un dispositivo del tamaño de un grano de arroz que se introduce, mediante inyección, bajo la piel del animal. Lleva un número de identificación que permite localizar, a través de una base de datos, toda la información relativa al perro, al dueño y su veterinario. Cada microchip es único e intransferible y es inocuo (no produce problemas de salud al animal).

Es obligatorio desde mañana, 5 de diciembre, para todos los perros. Además es imprescindible para recibir atención veterinaria. Para los cachorros es obligatorio a partir del tercer mes y, en caso de compra, a partir del primero desde su adquisición.