Yolanda --nombre figurado-- dejó de pagar dos cuotas de la hipoteca de un solar edificable que había comprado en un pueblo del norte de Cáceres. Tenía que afrontar otros problemas económicos que creía más urgentes y pensó que más adelante podría pagar los 1.100 euros que suman esas dos mensualidades aunque fuera afrontando unos intereses de demora "razonables". Sin embargo, acaba de recibir una carta de la entidad bancaria en la que se le conmina a desembolsar en diez días todo lo que le quedaba del préstamo --casi 130.000 euros-- más otros 30.000 en concepto de costas e intereses de demora ya que, argumenta la entidad, el suyo es un préstamo "de riesgo". El problema añadido es que, si no abona este dinero, "el solar se venderá por cuatro duros", lo que no le valdrá para cubrir la deuda y tendrá que responder con sus otros bienes. Yolanda confía en llegar a un acuerdo con la entidad para refinanciar la deuda. De lo contrario, lamenta, ella y su marido tendrán que recurrir a la ayuda de familiares y a todos sus ahorros. "Cómo iba a imaginar que por solo dos cuotas...".