"No tienes más remedio que venir cargada". Mercedes, una profesional de 41 años, estaba recorriendo las calles de Nueva York hace tan sólo unos días. Aunque se incluye en el grupo de personas a las que no les gusta ir de compras, admite que en su tercera visita a la Gran Manzana, una mezcla de trabajo y placer, compró. En los últimos meses, la palabra mágica es: cambio de moneda.

Con la fortaleza del euro frente al dólar los turistas europeos vuelven a disfrutar de un poder adquisitivo perdido durante años. Y en Nueva York, sacudida durante meses por los miedos del 11-S, las calles, los restaurantes, los espectáculos, los hoteles y las tiendas vuelven a hablar idiomas.

Pero esta depreciación del dólar está afectando a la llegada de turistas americanos a Europa. Lo constata Teresa Ortiz, subdirectora de la Oficina de Turismo de España en Nueva York. "Ante los turoperadores, el consumidor estadounidense se queja de que ahora tiene que pagar entre un 10 y un 11% más".