TEtvidentemente, si se habla de fusión entre cajas de ahorros de una misma región, como ocurriría en el caso extremeño (Caja Badajoz y Caja Extremadura) no existiría el problema de pérdida de compromiso territorial, ya que el vínculo geográfico de la entidad que resultaría de la fusión seguiría teniendo la misma ubicación regional, Extremadura. En este caso lo que debe primar a la hora de decidir si deben fusionarse o no las cajas extremeñas es el alcance de las economías de escala que surgirían de producirse la fusión, y si mejorarían o no las ratios financieras básicas respecto a las entidades originales (volumen de activos, solvencia, balance, deuda, etcétera).

Otra cosa es la fusión entre cajas de ahorro de distintas regiones (como la previsible integración de Caja Castilla-La Mancha y Unicaja). En este caso sí puede existir ese problema de pérdida de identidad territorial, claro está, si en las bases de acuerdo de integración de las entidades afectadas no se hace mención expresa a ese compromiso original. Llegado el caso, en las negociaciones interregionales debe aludirse no sólo a los beneficios globales de la fusión en términos económicos, sino también hacer referencia a los compromisos adquiridos en su nacimiento por las cajas originarias, de tal forma que a la hora de unificarse se mantengan, sino todos, al menos buena parte de los vínculos sociales de las regiones de referencia.

En cualquier caso, ante la situación financiera actual deben primar más las alianzas económicas, que permitan que las nuevas entidades resultantes de la fusión puedan sobrevivir en el mercado financiero actual y en el largo plazo, que las alianzas estratégicas intermedias que podrían hacer que la fusión, siendo positiva en términos de ventajas competitivas, no fuese inmejorable al cien por cien (obteniéndose una integración que en economía se llama segunda-mejor en lugar de la primera-mejor, que sería la óptima).

*Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Extremadura