Los extremeños poseen más de 150.000 armas de fuego con licencia. Dicho de otro modo, en la región hay de promedio un arma por cada algo más de siete habitantes y una en cuatro de cada diez hogares, lo que hace de Extremadura la autonomía española con la densidad de armas más elevada, muy por encima de la media nacional, que es de un arma por cada 13,2 personas.

Según los datos facilitados por la Guardia Civil, institución encargada de controlar las armas y conceder las licencias necesarias para su posesión y uso, a la cifra extremeña solo se le aproxima la de Castilla-La Mancha, con un índice del 8,1. Por provincias, de las 150.675 armas contabilizadas al cierre del 2006 en Extremadura, 89.320 se encuentran en la de Badajoz y las restantes 61.355 en la de Cáceres. Estos datos suponen que el pasado año acabó con 3.614 armas más que las que había en el 2005, con lo que el auge fue del 2,4%.

El importante arraigo de la caza es, en el caso extremeño, el que dispara esta estadística. De hecho, más de un 97% de las armas inscritas en la región tienen la licencia D o la E, destinadas casi en exclusiva a las prácticas cinegéticas. La mayoría, 129.629 --un 85% del total, aproximadamente-- son escopetas, mientras que los rifles para caza mayor son 11.766 y las carabinas, 5.798. Los requisitos para poder acceder a ellas son relativamente simples: un informe de actitudes psicofísicas, acreditación del ejercicio real de la caza y el certificado de antecedentes penales.

Todo lo contrario ocurre con las licencias de tipo B, que ampara a los revólveres y pistolas destinados a autodefensa, de los que apenas hay 155 en toda la comunidad. Se trata de un número limitado, pero que no lo es tanto si se compara con otras regiones como Cataluña, que con una población siete veces la extremeña y mayores problemas de seguridad ciudadana, tiene registradas 847. Estás licencias están reservadas a casos muy particulares, como los de personas amenazadas o que desempeñan profesiones consideradas de riesgo (joyeros o escoltas, por ejemplo). Por este motivo, al efectuar la solicitud se debe incluir entre la documentación cualquier dato o circunstacia que justifique su obtención.

Otros usos Tras las armas destinadas a la caza, el siguiente apartado en importancia numérica es el correspondiente a policías locales, que ascienden a 1.445, mientras que con la licencia C, destinada a vigilantes de seguridad o explosivos y a guardas de campo, existen 433. Otras 453 están declaradas para uso deportivo y el resto tienen un carácter más exótico: armas de coleccionismo, anestésicas, ballestas --requieren licencias E-- o para fiestas populares.

Para lograr una licencia que habilite para la tenencia y uso de una pistola, un revolver, un arma larga rayada (rifle) o una escopeta, es necesario superar dos pruebas. En una, teórica, hay que demostrar unos conocimientos mínimos sobre el Reglamento de Armas, y su cuidado y conservación. En la segunda, práctica, se valora la habilidad del aspirante cargando, descargando, apuntando y disparando.

En la región hay registradas 82.066 licencias, 47.865 de ellas en Badajoz y 34.201 en Cáceres. Este dato no coincide con el de la cifra de armas, ya que algunas de las autorizaciones permiten que su titular posea más de una. La de tipo E, por ejemplo, contempla hasta 12. Además, en ciertos casos, como el de armas históricas, no se exige licencia, sino autorización especial.