Las empresas, administraciones públicas y hogares extremeños tendrían que multiplicar por más de cuatro su factura eléctrica para poder consumir toda la electricidad que se produce en la comunidad autónoma. En el 2011 --último ejercicio con datos disponibles-- en la región se generaron 20.690 gigavatios/hora netos, mientras que apenas si se consumieron 4.477, lo que hace de Extremadura una región netamente exportadora de energía. Concentra un 7,8% de la generación neta peninsular y solo un 1,8% de la demanda y es, tras Castilla y León, la segunda comunidad autónoma española con mayor saldo energético a su favor. Solo teniendo en cuenta las fuentes renovables --incluida la hidráulica-- la región ya tendría de sobra para cubrir sus necesidades.

De la trascendencia que tiene el sector energético para la economía extremeña dan fe múltiples indicadores. Uno de ellos es el Producto Interior Bruto (PIB). Con los datos del 2010 en la mano, la rama energética supuso 812,4 millones de euros, un 4,7% del total de los bienes y servicios finales producidos en la comunidad autónoma durante ese año. El Indice de Producción Industrial (IPI), un indicador que calcula el INE y que determina la evolución de la actividad del sector secundario --construcción aparte--, confirma esta realidad. A la hora de calcularlo, la actividad energética supone casi la mitad del valor que se obtiene. En total, pondera como el 46,9% del IPI autonómico, mientras que en España la proporción se rebaja hasta el 13%. Los productos energéticos son también determinantes en las relaciones comerciales de Extremadura con el resto de comunidades autónomas: más de una quinta parte de las ventas realizadas desde la región a otras autonomías entre 1995 y el 2009 correspondían al capítulo de energía, gas y agua.

Por tipo de tecnología, la nuclear es, de lejos, la que concentra una mayor porción del mix eléctrico extremeño, con 15.857 gigavatios/hora producidos (tres cuartos del total). De los dos reactores de la central de Almaraz sale el 27,4% de la producción nuclear española y un 5,6% de la generación eléctrica nacional.

A continuación aparece la energía hidráulica. A pesar de que el 2011 fue un año de escasa hidraulicidad --la producción bajó un 12,8%--, proporcionó el 17% de la electricidad generada en la región. Iberdrola es la compañía que gestiona una mayor parte de esta producción con siete plantas que suman una potencia instalada de 1.964 megavatios: José María de Oriol, Valdecañas, Torrejón, Cedillo, Gabriel y Galán, Guijo de Granadilla y Valdeobispo. Endesa, por su parte, cuenta con en torno a trescientos megavatios, distribuidos en las centrales de Cíjara Margen Derecha, en Alía; Cíjara Margen Izquierda, en Herrera del Duque; La Serena, en Castuera; Orellana Canal y Orellana Presa, en Orellana la Vieja; y Puerto Peña, en Talarrubias.

Con todo, es en el campo de las renovables del régimen especial (las que reciben primas) en donde Extremadura ha experimentado un mayor impulso en los últimos años. En el 2007 apenas supusieron una producción de 69 gigavatios/hora, pero cuatro años después esta cifra se había multiplicado casi por treinta (1.955 gigavatios), rozando el 10% de toda la generación neta autonómica. En este periodo la potencia instalada pasó de 56 megavatios a 868, lo que representa ya un 17,1% de toda la capacidad ubicada en suelo extremeño (5.198 megavatios).

De hecho, en 2011 Extremadura fue la región con mayor incremento respecto a 2010 tanto de potencia inscrita en el régimen especial (+25,2%), como de energía entregada por estos productores al sistema (+68,1%).

La continuidad de esta tendencia se ha visto obstaculizada en los últimos meses por varios cambios normativos que, cuando menos, dificultan que pueda continuar al mismo ritmo. Hace un año el Gobierno decidía congelar las primas para aquellas plantas que no estuviesen ya autorizadas, y meses más tarde se anuncio un nuevo impuesto para la generación de electricidad con cualquier clase de tecnología. "Mientras no haya un marco estable a largo plazo, la incertidumbre y el perjuicio para el sector van a ser enormes", lamenta Vicente Sánchez, presidente del Cluster de la Energía de Extremadura, que incide en los beneficios económicos que ha conllevado la puesta en marcha de plantas de energía verde en la región en los últimos años. "La mano de obra que han generado y el movimiento que esto ha traído consigo han sido importantísimos. Este es un sector de vital importancia para el desarrollo de la región", arguye. "A corto y medio plazo prescindir de la nuclear es inviable, pero debemos tener un marco regulatorio que dé cabida a todo tipo de energía", añade.

En esta línea, Fernando López, director de la Agencia Extremeña de la Energía, tiene claro, que España y Extremadura "tienen que mantener su apuesta por las renovables". "Es un sector estratégico para esta región, que ha sido pionera en energía fotovoltaica y que es, tras Andalucía, la que más plantas termosolares tiene en funcionamiento" --una vez que estén ya en funcionamiento todos los proyectos autorizados, Extremadura

concentrará un 40% de toda la potencia instalada en España de esta tecnología--. Además, en el caso de la fotovoltaica, López considera que, a pesar del nuevo gravamen estatal, las tresmegainiciativas presentadas el año pasado en la región con la idea de funcionar sin primas podrán llevarse a cabo. Ubicadas en Usagre, Talaván y Calzadilla, estas centrales tendrían una inversión conjunta próxima a los 1.400 millones de euros.

Donde la situación parece estar mucho más estancada es en la energía eólica. Aunque se llegaron a aprobar unos noventa proyectos a través de dos concursos, el primero de ellos convocado en el 2007, todavía no hay un solo aerogenerador funcionando en suelo extremeño. De hecho, más de una veintena de iniciativas autorizadas en el segundo concurso optaron hace unos meses por no continuar adelante. "No podemos dejar que esto quede en punto muerto. Es complicadísimo que salgan adelante los proyectos si al 8% de facturación --el exigido por el Gobierno autonómico para dar los permisos-- se le suma otro 7% más" --el que corresponde al reciente impuesto a la generación del Gobierno central--, argumenta Vicente Sánchez.