Tras una infancia marcada por los olores del secano ceclavinero y las sensaciones del regadío villanovense... Tras una adolescencia cacereña y provinciana, Rosa Perales Piqueres se traslada a Sevilla a estudiar Historia del Arte.

"Llegaba de un Cáceres con una sociedad bastante rígida a la que me costaba mucho adaptarme. Recuerdo que había que pasear por Cursilandia, la Oje con sus bailes y las tardes de los domingos, tan sufridas con el ruido de los partidos en la radio, pero cambiaba todo cuando te metías en el Coliseum a las cuatro a ver cine".

Pero llega usted a Sevilla y descubre otro mundo.

-- Allí estaban los mejores profesores de Historia del Arte, pero además de estudiar, al segundo año de estar allí, hice unas oposiciones y empecé a trabajar como auxiliar del Servicio Nacional de Productos Agrarios con 19 años. Quería trabajar para independizarme. Aquella independencia personal, espiritual, física significó todo para mí. Descubrí también que me atraía el mundo de la pintura más desde la escritura que como pintora. Me vinculé en Sevilla con pintores y tenía un primo hermano, Antonio Zambrana, que hoy es catedrático de Bellas Artes en Sevilla, que me puso en contacto con el mundillo del arte. La primera exposición que monté fue siendo aún estudiante en el Ateneo de Sevilla en 1978, con 20 años. Sevilla me despertó a las emociones y a las sensaciones. Sevilla es una ciudad independiente, como yo, por eso nos entendimos la ciudad y yo perfectamente. Sevilla no te incomoda para nada, te permite vivir como quieres. Era la época de la llegada de la democracia e ibas a los mítines, donde cantaban Lole y Manuel, asistías a encuentros intelectuales de los que recuerdo uno muy especial sobre literatura fantástica con Jorge Luis Borges, Torrente Ballester, Umberto Eco e Italo Calvino. También era amiga de Jesús Quintero, iba por las noches a su programa a la emisora de Radio Sevilla. Pasaron muchas cosas y lo importante es que estabas ahí y aprendías a tomar determinaciones. Sevilla es una ciudad donde vas paseando y te encuentras a Leonard Berstein, que está pasando allí nueve meses porque quiere hacer una ópera. Cáceres necesita eso...

BECA DE LA ACADEMIA DE ROMA

¿Cuándo venía a Cáceres?

-- Una vez cada dos meses, luego me desligué un tiempo de Cáceres porque mis padres se fueron a vivir a Don Benito, donde aún viven. En 1980 había tenido una beca de la fundación Juan March para hacer mi tesis sobre la pintura sevillana del siglo XVIII y luego la beca de la Academia de Roma para trabajar el área del teatro barroco en la pintura. Al acabar esas becas, me vine a Cáceres. Era el año 1983, tuve la oportunidad de dar clases en la Universidad Laboral de Cáceres y ya no me he ido de aquí. Ese mismo año saqué la cátedra de profesora de la Universidad Laboral y estuve allí durante 12 años, pero seguí con una vida paralela: fui asesora artística de un coleccionista privado de Madrid. Daba clases y los fines de semana me iba a Madrid y de allí a Londres, a Ginebra a París, donde comprábamos obras de arte porque este señor era coleccionista de pintura de finales del XVIII y de pintura costumbrista del XIX, que era mi especialidad. Estuve cuatro años pasándomelo pipa: cruceros por el Mediterráneo donde se celebraba un congreso. Pero nunca dejé de hacer exposiciones, que montaba en Madrid, en Sevilla y después, en el palacio de Camarena, sede del Colegio de Arquitectos de Cáceres, donde se hicieron 25 exposiciones.

Después se incorpora a la Consejería de Cultura como jefe de servicio de Artes Plásticas y Museos y dos años más tarde, se viene al museo de Cáceres como técnico conservador de Bellas Artes...

-- ...Que era donde yo quería estar desde pequeña. Allí estoy desde el año 1997. También colaboré con el Centro de Estudios Iberoamericanos organizando exposiciones. En 1998 entré en la universidad como profesora asociada en el departamento de Historia del Arte, donde doy clases de Historia del Cine y de Historia del Arte Inglés.