Si hasta el 2007 apenas llegaban a la decena, la crisis ha disparado la cifra de empresas en problemas por sus deuda que el año pasado se duplicaron en Extremadura el número de concursos de acreedores --los procesos que anteriormente se conocían como suspensión de pagos--, registrándose 61. La inmensa mayoría de ellos --todos excepto uno-- afectaron a empresas y no a familias. A nivel nacional, la situación es aún más preocupante, ya que la cifra de afectados particulares por estos procedimientos judiciales se duplicó (938) y la de negocios empresariales se multiplicó por cinco (4.984).

Son los datos provisionales publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que no sorprenden a Rafael Camps, uno de los administradores concursales con que cuenta Extremadura --abogados o economistas preparados para supervisar o gestionar los procesos judiciales, por encargo de los jueces--, que confirma que el incremento de este tipo de procesos viene registrándose desde el 2007. Según detalla, la mayoría de ellos afectan a empresas del sector de la construcción (constructoras, empresas de áridos, de prefabricados...) y, desafortunadamente, en su mayoría no han podido evitar la liquidación.

Sin embargo, esto no siempre ocurre así, ya que las empresas pueden recurrir al concurso de acreedores para llegar a un acuerdo con estos y, de ese modo, ganar tiempo o lograr una rebaja en su deuda que les permita mantener el negocio. Estos procedimientos no son tan habituales entre los particulares, por tener estos habitualmente un único gran acreedor --el banco que les ha otorgado su crédito hipotecario-- o bien otros préstamos que habitualmente se liquidan con el bien (el de la compra de un coche, por ejemplo).

De hecho, Extremadura solo registró el año pasado un caso de este tipo --según datos del INE--, aunque en el conjunto del país la cifra de afectados casi alcanza el millar, el doble que en el 2008, cuando ya se había multiplicado por cuatro con respecto al ejercicio previo. También a nivel general, la comunidad extremeña se situó entre las que presentaron menos casos, lo que Camps relaciona con el escaso tejido empresarial de la región. "Si no hay muchas empresas, no puede haber muchas en problemas", sentencia.