La Audiencia Provincial de Navarra ha condenado a Angel Cantero Ramajo, de 59 años y natural de la localidad cacereña de Cilleros, a un total de 94 años de cárcel como responsable de seis delitos de violación, uno de intento de violación, otro de abuso sexual y uno más de estupro (abuso sexual mediante engaño o chantaje) cometidos sobre sus tres hijas en los últimos 30 años, algunos de ellos cuando éstas eran todavía menores de edad. Además, el acusado tendrá que indemnizar --con 60.000 y 20.000 euros-- a dos de las víctimas y se le ha impuesto la prohibición de comunicarse o acercarse a ellas.

En la sentencia, dada a conocer ayer mediante una audiencia pública en Pamplona, el tribunal considera probado que Angel Cantero violó a dos de sus hijas y abusó sexualmente de otra. Por este motivo, le ha impuesto una pena de 94 años, a pesar de que la fiscalía había solicitado que fueran 142 y la acusación particular había elevado esa petición hasta los 210 años. El motivo de esta decisión, según se expone en el documento, es la prescripción de varios de los delitos, por lo que ha sido absuelto de otras seis violaciones y tres casos más de abusos sexuales.

A lo que sí accedieron los magistrados fue a decretar su ingreso inmediato en prisión, tal y como había pedido el fiscal ante la "gravedad" de los hechos, por lo que fue trasladado a la cárcel de la capital navarra una vez conocido el fallo.

LOS HECHOS El tribunal considera probado que el procesado, trabajador del sector de la construcción y que en 1986 abandonó Cilleros junto a su familia para establecerse en el municipio navarro de Bera, cometió reiterados abusos sexuales sobre su hija mayor --que hoy tiene 34 años-- desde que ésta tenía cinco años y hasta que abandonó el domicilio familiar con 22.

Asimismo, de acuerdo con la sentencia, Angel Cantero incurrió en numerosas ocasiones en los mismos abusos e incluso llegó a violar a su segunda hija, que ya tiene 30 años, a pesar de la resistencia y los esfuerzos de ésta para evitarlo. Y el proceso se repitió con la menor de sus cuatro descendientes --tres mujeres y un varón--, nacida en 1983, aunque la esposa del procesado, Carmen T. T., era consciente de los abusos que cometía su marido e incluso le había amenazado de muerte si volvía a repetirlos.

Las tres víctimas decidieron denunciar los hechos en septiembre del 2003 tras confesar y reconocer, dentro del ámbito familiar, los abusos que habían sufrido por parte de su progenitor y que, de acuerdo con la sentencia, les han causado distintos trastornos psicológicos.

El tribunal reconoce que la actitud de "pedofilización" y de "familia incestuosa" del acusado --que durante el proceso ha reconocido haber cometido tocamientos pero no las violaciones-- puede deberse a la conflictiva relación familiar que vivió durante su infancia, aunque no lo ha tenido en cuenta como atenuante al considerar que lo hizo "con pleno conocimiento y voluntad".

El exalcalde de Cilleros y ahora diputado provincial en Cáceres Saturnino López, explicó ayer a este diario que el procesado mantiene familia --"varios hermanos"-- en la localidad cacereña. A pesar de ello, aseguró que se trata de una persona que es demasiado conocida porque no visitaba frecuentemente el municipio y porque hace más de dos décadas que se marchó del municipio.