El 50,1 por ciento de los jóvenes menores de 30 años sufre en Extremadura riesgo de pobreza o exclusión social, un porcentaje que se sitúa más de diez puntos por encima de cómo afecta esta situación al conjunto de la población extremeña.

Estos datos han sido facilitados hoy por el presidente del Consejo de la Juventud de Extremadura (CJEx), Enrique Hernández, durante la presentación del "Estudio y Análisis de la pobreza juvenil en Extremadura", una investigación social encargada por el CJEx a la empresa de consultoría Posmer y dirigido por Javier Segura y Eva Flores.

Hernández ha destacado que el estudio pone de manifiesto que en la región "se está consolidando que la empleabilidad de los jóvenes ni siquiera les garantiza la salida de la situación de exclusión y pobreza".

El presidente del CJEx ha denunciado la ausencia de datos sobre la situación real de la juventud extremeña, ya que, a su juicio, "existe una falta clara o bien de sensibilidad o bien de voluntad por investigar la realidad juvenil", sobre todo en el ámbito rural.

El estudio pone de manifiesto el elevado índice de "dependencia familiar" existente en la región y, en ese sentido, Hernández ha lamentado "el discurso cultural que culpabiliza a las personas jóvenes de no querer irse de casa", un argumento también "tremendamente extendido entre los responsables públicos de todos los colores".

En Extremadura, a su juicio, es "prácticamente imposible la enmancipación de jóvenes", ya que "emanciparse supone empobrecerse y si salir de casa de los padres, significa vivir peor, la conclusión natural y razonable por parte de los personas jóvenes es evitar una situación de vulnerabilidad".

Enrique Hernández ha denunciado que en España "lo habitual es invertir 35 veces más en políticas de tercera edad que en políticas de infancia, familia y juventud", por lo que "si las políticas redistributivas no alcanzan a la gente joven lo que tenemos es una cronificación de pobreza, que se trasmite de generación y generación".

En ese sentido, ha constatado que "las políticas sociales de este país y de esta región en particular están dejando en manos de la familia", en concreto en manos de los abuelos, y que el acceso a estudios superiores no garantiza hoy en día el cambio de estatus socioeconómico, como había ocurrido hasta ahora.

Así, se comprueba que el acceso a los puestos que permiten un mayor nivel socioeconómico "se está reservando a quienes pueden permitirse estudios que no están dentro del marco público de financiación o de becas", como determinados máster privados no accesibles a la mayoría de la población.

En esa misma línea, Javier Segura ha indicado que el estudio pone de relieve que la juventud extremeña se ve afectada por "múltiples situaciones de precariedad y de falta oportunidades, una considerable mayoría en situación de exclusión social extensa y crónica, que puede parecer proclive a que una buena parte de ella no tenga futuro viviendo en la región".

Para cambiar esta situación, Enrique Hernández ha abogado por una reforma estructural de las políticas sociales y de juventud, ya que no pueden basarse "en meras cuestiones de ocio juvenil o adolescente", como ocurre, a su juicio, desde hace décadas.

La ONU recomienda dedicar al menos el 7 por ciento del PIB en políticas de juventud, un porcentaje que en Extremadura se sitúa en torno a la mitad.

Hernández ha señalado, además, que el único país que se parece a España en cuanto a la desproporción de inversión por generaciones es Grecia, que invierte 11 veces más en tercera edad que en jóvenes, algo que en el caso del Estado español se dispara hasta las 35 veces más.

"Las políticas de juventud tienen que compensar desigualdades", ha dicho el presidente del CJEx, ya que éstas "debilitan la democracia" y crean desafección entre quienes la padecen.