Si por algo se caracterizan los profesionales que se dedican al ámbito sanitario es por su vocación en ayudar a quien lo necesita. En eso consiste su trabajo, al fin y al cabo, en contribuir a mejorar la vida de las personas, tanto cuando hay salud como cuando aparece alguna enfermedad. Pero hay situaciones en las que ese trabajo no es remunerado ni se hace por obligación, sino por pura solidaridad.

Eso es lo que están haciendo en ahora cientos de sanitarios en todo el país que se han brindado a trabajar altruistamente para ayudar y aliviar el sistema sanitario y evitar su saturación ante la avalancha que está generando el coronavirus. Lo hacen desde casa, principalmente. A través del correo electrónico o de su propio teléfono móvil atienden consultas, dudas, preguntas… sobre asuntos sanitarios que no son de urgencia, pero que en otras circunstancias serían motivo para ir cualquier día a una consulta.

Entre estos profesionales solidarios está Marce González Calvo, que no se lo pensó mucho. Natural de Miajadas (Cáceres), es médica de Atención Primaria y se jubiló hace dos años tras una vida trabajando en varios centros de salud y servicios de urgencia de Extremadura. Empezó su carrera profesional en Villanueva de la Serena y ha pasado por Guadalupe, Escurial, Miajadas, Almoharín, Casar de Cáceres y Cañaveral hasta que la jubilación le llegó trabajando en Cáceres, en el centro de salud Zona Centro.

El sufrimiento del sanitario

«Desde mi profesión observo el panorama que estamos viviendo. Sigo las noticias, el sentir de mis compañeros, su sobrecarga, sus inquietudes, sus angustias… Mantengo el contacto, con lo que puedo estar informada de lo que están sufriendo tanto en primera persona como por sus pacientes, además del tsunami que ha sufrido el sistema sanitario», cuenta la doctora.

Por eso, dio el paso y se apuntó a la iniciativa ‘Médicos solidarios online’, a la que se han inscrito cientos de facultativos en todo el país. «Encontré la posibilidad de aportar mi granito de arena mediante el sistema de consultas por email». Y no para de atender a pacientes totalmente desconocidos desde su casa. «Casi todos los días recibo emails y respondo según mi criterio. Si son referentes a covid, también. Procuro estar informada sobre los avances y los protocolos que están en marcha», cuenta la doctora. «Son muchas las personas que tienen dudas sobre lo que les pasa, no quieren sobrecargar a su médico y han encontrado esta vía para hacer sus consultas, solicitar orientación de cómo actuar…».

En el campo de la Fisioterapia, el pacense Javier Díez también ofrece consultas solidarias. En su caso, no lo hace a través de ninguna iniciativa grupal. Él se ofreció directamente a través de un mensaje e Facebook y pidió difusión. Su objetivo es prestar sus servicios de forma altruista principalmente a quienes están al pie del cañón durante esta crisis: los sanitarios. «Hay muchos profesionales de otros sectores trabajando en estas circunstancias, pero creo que son los que más están sufriendo. En mi familia casi todos son sanitarios, están viviendo situaciones duras dentro de los hospitales y también alguna fuera, con gente que deja mensajes de rechazo en algunos portales de sus viviendas y creo que esta iniciativa es una forma de intentar normalizar la situación y de que se sientan apoyados», cuenta Díez.

Fisioterapia con seguridad

«Nuestro sector está un poco en el limbo ahora mismo, no nos han obligado a cerrar pero con las medidas de distanciamiento social es complicado desarrollar mi labor como fisioterapeuta». Es autónomo y trabaja en tres clínicas diferentes en la ciudad de Badajoz. Por eso decidió dedicar ese tiempo libre ahora a quienes más lo necesitan en estos momentos, siguiendo estrictas medidas de seguridad: «Por suerte nos está llegando ya más material, yo tengo mi equipo, guantes y mascarillas para los pacientes, y entre consulta y consulta dejo un tiempo para poder desinfectarlo todo».

Principalmente está atendiendo ahora «problemas musculares derivados del estrés y el esfuerzo que realizan los sanitarios en sus jornadas laborales y producto también de un mal descanso. Casi todos reflejados en cervicalgias, lumbalgias y dolores de articulaciones como hombros y rodillas». Lo primero de todo, cuando recibe una llamada, es una valoración telefónica. «A partir de ahí hago una pequeña entrevista para saber si es una persona de riesgo y pongo cita a la consulta». Si el paciente tiene cierta edad o patologías de riesgo, «también podemos hacerlo por videollamada o a través de WhatsApp le digo algunas consideraciones o ejercicios para hacer en casa», explica.

Antes de lanzar su iniciativa solidaria, Javier ya tenía pacientes sanitarios que le habían pedido citas para intentar aliviar sus problemas. Ahora atiende unas tres o cuatro consultas diarias. «Creo que cada uno puede aportar una cosa, yo tengo esta profesión vocacional, me gusta ayudar a los demás y ojalá sirva también para crear un poco de conciencia y más gente se anima a brindar lo que sabe hacer».