Extremadura se ha convertido en el nuevo mercado de la droga para el sur de Portugal. Los fuertes controles antidroga que se están llevando a cabo en el país vecino han provocado que los portugueses crucen la frontera para adquirir este tipo de sustancias ilegales.

Según ha podido conocer este diario de fuentes policiales, en los últimos meses los cuerpos de seguridad extremeños han detectado un incremento de ciudadanos lusos que cruzan de noche la frontera de Caya y se dirigen a zonas de la capital pacense como la barriada de Los Colorines o las inmediaciones del complejo Campo Mayor, en El Gurugú, a fin de adquirir droga que consumen en los mismos lugares en los que la compran antes de volver a Portugal. Esta situación sólo se ha detectado en Badajoz, lugar que, advierten desde la policía, se está convirtiendo en un importante foco de venta de sustancias ilegales.

"Esto se debe a que actualmente es muy difícil conseguir droga en Portugal, ahora casi no se vende en el país vecino y lo poco que se vende está controlado", señalan desde la policía e insisten en que resulta "mucho más fácil" adquirir estas sustancias en la capital pacense.

DIFICIL CONTROL Las mismas fuentes aseguran que es muy difícil controlar este tráfico de sustancias ilegales, ya que los compradores "consumen en los mismos pisos en los que adquieren la droga y luego se marchan". La policía tiene instalados numerosos controles tanto a la salida de las barriadas pacenses como junto a la frontera, "pero no dan resultados porque nadie transporta mercancía, sólo vienen a consumirla".

Este floreciente mercado negro ha provocado también la llegada de ciudadanos lusos a Badajoz. La policía ha detectado a familias portuguesas que están instalándose en los pisos vacíos de la barriada de Los Colorines.

Todo ello está convirtiendo a Badajoz, y principalmente a Los Colorines, en un importante foco de venta de droga, lo que corrobora una situación que los residentes vienen denunciando desde hace tiempo.

Los vecinos de la zona insisten en que la situación de la barriada ha empeorado, ya que hace unos años había contabilizados algo menos de una decena de puntos de venta, que, sostienen, debido al incremento de la demanda de sustancias ilegales se han doblado. Los vecinos insisten en que actualmente existen entre 18 y 20 puntos de venta en el barrio.