‘Salvemos el convento’. Esa ha sido la consigna ciudadana durante muchos años en Garrovillas de Alconétar. Por encima de cuestiones políticas hay algo en lo que reina el consenso en sus vecinos: el convento de San Antonio de Padua no puede seguir abandonado por más tiempo. De hecho, y a pesar de que un tablón de madera pintado a mano y rodeado de maleza recuerda que es Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento, este se encuentra en ruinas y engrosando la ignominiosa Lista Roja de Hispania Nostra de monumentos españoles a punto de desaparecer. Un reportaje del programa de RTVE Comando Actualidad recordaba hace escasas fechas esa triste realidad.

Muchas han sido las acciones realizadas para recuperarlo, aunque infructuosas, ya que el principal escollo residía en que el convento era propiedad de treinta personas. Encontrar todos los títulos de propiedad ha sido una larga tarea y realizada con gran discreción. Recientemente se ha dado un paso de gigante: sus dueños lo han donado gratuitamente a la Junta de Extremadura. Las previsiones más optimistas apuntan a que en mayo empezarán los primeros trabajos que acaben con siglos de abandono de esta iglesia renacentista.

Acciones urgentes

Acciones urgentesLa titularidad pública va a permitir que se acometan pronto las acciones más urgentes, como reforzar las abundantes zonas en peligro de derrumbe y, sobre todo, cerrar bien el recinto, una joya de los siglos XV-XVII, por el que entran y salen los curiosos con riesgo para ellos y para su conservación.

La profesora de la Unex y miembro del Grupo de Investigación Arpadex, María del Carmen Diez González, recuerda en un trabajo de investigación que el convento fue construido como panteón de los condes de Alba de Aliste por Enrique Enríquez de Mendoza y su esposa doña María de Guzmán y Figueroa. La propuesta se hizo a los franciscanos durante el cerco de Zamora el 16 de marzo de 1476. El conde fue apresado por los portugueses y la fundación se retrasó cinco meses. De hecho, en el escudo exterior puede verse claramente la figura de un preso con un dogal en el cuello. La familia Enríquez fue una de las más poderosas de Castilla en la baja edad media y conocedora de la estratégica posición de Garrovillas de Alconétar en las rutas de la Mesta.

La arquitecta técnica y miembro de la plataforma ‘SOS Salvemos el Convento’, Cristina Romero Domínguez, explica que el cambio de titularidad es «lo que llevábamos solicitando hace mucho tiempo, porque es el primer paso para empezar a actuar. Lo más urgente es acometer la consolidación, un proyecto que está redactado hace años, para apuntalar y consolidar bóvedas y muros, lo que permitiría entrar a hacer otras cosas. El problema ahora mismo es, sobre todo, de seguridad».

Para la alcaldesa de Garrovillas, Elisabeth Martín se trata «de un gran paso conseguido, que es el primero de otro más importante: la ejecución del proyecto de recuperación del convento. Todos hemos celebrado la noticia en el pueblo, incluso numerosos vecinos nos han llamado para felicitarnos por el logro», explica.

Solo queda pendiente que Hacienda realice formalmente el cambio de propiedad en su registro. Y el convento de Garrovillas podrá empezar a recuperar sus esplendores pasados.